¿Ha sido hallada el Arca del Pacto?

Esto es una noticia controversial, pero demasiado interesante. No todos los detalles pueden ser verificados, pero es posible que el Arca del Pacto haya sido encontrada. En 1982 un explorador norteamericano y enfermero de profesión, Ronald Wyatt (1933-1999), habría hallado algo que cambiaría definitivamente al mundo entero. Sólo siete años después, en 1989, habló públicamente de su hallazgo. Sólo le dijo al público que "estuviera atento y esperara". Su descubrimiento habría sido nada menos que el Arca del Pacto, escondida por siglos en la gruta de Jeremías bajo Jerusalén. Después de años de ser catalogado sólo como un rumor infundado y hasta como un mito, en los últimos años están saliendo a la luz fotografías que respaldan el trabajo y las declaraciones de Wyatt, pero el misterio central, el Arca del Pacto, permanecería oculto por el Gobierno de Israel.

La última vez que se menciona en la Biblia el Arca del Pacto fue cuando Josías, rey de Israel, ordenó colocar el Arca del Pacto en el Templo de Salomón en el 621 a.C. (2 Crónicas 35:3). Años más tarde, en el 586 a.C. los babilonios destruyeron el Templo y saquearon todos los utensilios que había dentro, aunque del Arca nunca se supo. Cuando los caldeos regresaron todos los artefactos del Templo desde Babilonia a Jerusalén, en ningún momento se menciona que el Arca fuera devuelta, por lo que se cree que en realidad nunca salió de Jerusalén. Desde ese momento los judíos han asumido que el profeta Jeremías habría ocultado el Arca del Pacto en una gruta secreta bajo las calles de Jerusalén justo antes que los babilonios entraran al Templo y la saquearan, y en esas cuevas habría permanecido por siglos escondida de cualquier peligro.

 
Nadie había intentado buscarla en tal lugar hasta 1978, cuando Ronald Wyatt visitaba "El Monte de la Calavera", el lugar donde se cree Jesús fue crucificado. Cuando hablaba con una autoridad local caminando por los sitios bíblicos, Wyatt relató que su mano apuntó a un sitio usado allí como basurero diciendo: "Esa es la gruta de Jeremías, y ahí está el Arca del Pacto". Para Wyatt ese suceso fue algo milagroso, pues no lo hizo conscientemente. Pero más sorprendente fue la reacción de la autoridad local: "¡Eso es maravilloso! Queremos entonces que excave (...). Le daremos los permisos, alojamiento e incluso comida". Wyatt comenzaría entonces las excavaciones en Jerusalén entre 1979 y 1989 con la autorización del Departamento de Antigüedades de Jerusalén. En 2003 "The Jerusalem Report" dedicó un artículo de 4 páginas acerca de este trabajo de Ron Wyatt.



Después de más de dos años de excavación, en 1981 Ron Wyatt logró entrar a una cueva bajo el Monte de la Calavera, que resultó ser sólo una parte de todo un sistema de túneles. A principios de 1982, luego de excavar por días, logró encontrar una especie de chimenea que iba hacia arriba. Luego de entrar con mucha dificultad, el 6 de Enero de 1982 Wyatt logró encontrar una pequeña abertura en la pared de la chimenea que daba hacia una cámara secreta en las cuevas.

 
Arrastrándose por las piedras que llenaban la pequeña cámara, sólo podía mirar con una linterna y tocar lo que estaba más cerca. Lo que pudo observar fueron pieles de animales que cubrían una mesa de oro cuyo borde estaba tallado con campanas y granadas de forma alternada. Con su amplio manejo de las Escrituras pudo reconocer que el hallazgo se trataba nada menos que de la misma Mesa de los Panes de la Proposición que se menciona en la Biblia.


 
Pero lo más impactante fue lo que se hallaría en el fondo de la cámara. Al acercarse aún más encontró una caja de piedra que tenía una tapa delgada de piedra sobre ella y que estaba partida en dos. De inmediato pudo comprender que dentro de la caja de piedra estaba el Arca del Pacto, en la cual Moisés habían metido las tablas de la ley. Sin embargo, no podía entrar en la cámara, puesto que la entrada original no estaba a la vista. De inmediato notificó su descubrimiento a las autoridades locales, las cuales de inmediato le aconsejaron no revelar detalles, puesto que un hallazgo tal traería graves consecuencias religiosas y políticas. Existe una única fotografía de la cámara donde Wyatt habría encontrado los objetos junto con el Arca del Pacto (arriba).


 
Ronald Wyatt habría realizado diversas excavaciones a la cámara en ocasiones posteriores donde habría hecho más descubrimientos. Cerca de la entrada original sellada Ron Wyatt habría encontrado las siete lámparas de aceite que al parecer fueron introducidas por las personas que metieron los objetos en la cámara secreta. Su diseño tiene características asirias, la cultura que predominaba en la época en que Babilonia invadió Jerusalén. En su centro se observa una cabra sobre sus patas traseras comiendo en un viñedo, lo que para algunos representa el carnero que sustituyó el sacrificio de Isaac, justo donde fue descubierta, en el Monte Moriah; algo significativo para el lugar donde fue hallada, puesto que sobre el Arca se realizaban los sacrificios donde la sangre de los corderos era rociado sobre el propiciatorio.

 
También halló en las cavernas una granada de marfil, que actualmente se ubica en el Museo de Jerusalén. Se dice que es el único artefacto encontrado que pertenece al Templo original, el Templo construido por Salomón. Tiene el tamaño de un pulgar y fue usado en las ceremonias realizadas por los sacerdotes en el templo. Cerca de su hombro se puede leer la incripcíón en hebreo "qodes kohanim I-beyt [yahwe]h", que significa "donación sagrada de los sacerdotes de la Casa del Señor". La "Casa del Señor" puede significar "Templo de Jerusalén". Cuando el Departamento de Antigüedades de Jerusalén habría visto tal objeto e inspeccionado los trabajos de Wyatt habría confirmado el hallazgo del Arca, pero habría manejado la información con mucha cautela.

 
Aparte de estos objetos también se habría hallado el Arca del Pacto, la mesa de los panes de la proposición, el altar de incienso, el incensario de oro, el candelabro de siete brazos, una espada gigante (que algunos creen que se trata de la espada de Goliat), un efod y un aro metálico; exactamente todos los objetos que la Biblia no menciona que se llevaron los babilonios (2 Reyes 25:13-17). 

Pero dentro de todas las evidencias está la más importante; existe una famosa fotografía del Arca del Pacto en la cámara tomada por Ronald Wyatt con una cámara polaroid en medio de la oscuridad de las cavernas (abajo). Fue tomada desde uno de los extremos del Arca del Pacto, observando directamente a uno de los querubines. Cuando fue revelada la foto resultó ser muy difusa. A simple vista no se observan detalles, pero gracias a la ayuda de una delineación de la fotografía se puede distinguir la presencia de uno de los querubines junto a la tapa del Arca (más abajo).


 
Si la fotografía muestra el aspecto real del Arca del Pacto que menciona la Biblia, entonces ésta tendría la forma de la fotografía que aparece a continuación (abajo), con dos querubines de pie tomando el Arca del Pacto, cuyas dos alas estarían cubriendo el propiciatorio. Los dos querubines formarían una sola pieza con el propiciatorio, el cual se levantaría para abrir la tapa del Arca, donde se hallarían las tablas de la ley. Los bordes del Arca estarían formados por un patrón consistente en campanas y granadas; todo estaría bañado en oro puro.


 
Aunque sus descubrimientos no tienen ni el respaldo de autoridades judías ni de científicos, estas evidencias junto con los antecedentes de las excavaciones en los lugares bíblicos no pueden ser ignorados. Ron Wyatt afirmó haber notificado a las autoridades israelíes de su descubrimiento, los cuales se habrían hecho cargo del asunto para mantenerlo oculto. Sea que Ron Wyatt o cualquier otro la haya encontrado, ¿qué pasaría si el Arca del Pacto fuese mostrada al mundo? Lo más probable que sería el comienzo de una guerra nunca antes vista en el mundo entre judíos y musulmanes extremistas por destruir y defender la Mezquita de la Cúpula de la Roca, lugar donde habría estado el Templo de Salomón, para construir el Tercer Templo que los judíos anhelan y colocar allí el Arca del Pacto para esperar a su Mesías. Por ello, una noticia como ésta, más allá de su validez científica, no deja de ser muy interesante, pero muy peligrosa.