La Torre de Babel y el origen de las religiones y dioses

En el fin de los tiempos el Anticristo destruirá una fuerza religiosa muy poderosa, a la que la Biblia llama la Gran Ramera Babilonia. Esta falsa religión se remonta muchos siglos atrás, a los tiempos del Génesis, y desde el principio ha influido en todas las religiones del mundo. ¿No han notado que todas las religiones comparten ciertas características en común? ¿Que se parecen? Las respuestas a estas preguntas podemos encontrarlas en la Biblia y en la Historia.


La historia de las religiones se remonta a la Torre de Babel. La Biblia nos dice que un tirano llamado Nimrod se convirtió en el “primer poderoso de la tierra” (Génesis 10:8). Muchos creen que Nimrod dirigió la construcción de la famosa torre, pues se construyó en “su reino Babel” (Génesis 10:10). Pues, algunos estudiosos creen que Nimrod originó la falsa adoración en el mundo. En 1858, el teólogo escocés Alexander Hislop publicó el libro titulado “The Two Babylons” (“Las dos Babilonias”), donde señala que la esposa de Nimrod, Semiramis, fue la que instauró los misterios de la religión babilónica.

La leyenda dice que Semiramis quedó embarazada de una relación adúltera mientras estaba casada con Nimrod. Casi al mismo tiempo Nimrod sufre una violenta muerte. En un esfuerzo por mantener el poder, Semiramis declaró que Nimrod había resucitado como el dios sol, y que sus rayos solares la habían inseminado milagrosamente de un niño. Este niño fue considerado divinamente concebido y lo llamó Tamuz, que según ella era la reencarnación de Nimrod. Semiramis era, por tanto, la esposa y la madre de Nimrod. Desde entonces, se instauró el culto a la diosa madre y a su hijo, que se esparció por todo el mundo con diferentes nombres.

Más tarde, Tamuz habría muerto por un jabalí mientras cazaba a la edad de cuarenta años, pero que habría resucitado por el lamento de su esposa Semiramis. Su resurrección sería conmemorada con una fiesta que terminaba el primer domingo después del equinoccio de primavera. Aunque no existen fuentes verificables de esta leyenda, los historiadores afirman que Semiramis realmente existió, fue una reina asiria y que su verdadero nombre era "Sammuramat". Sin embargo, existió en una época tardía alrededor del 800 a.C. lejana de la historia de la torre de Babel (National Geographic) Por ello, lo más probable es que el libro de Hislop se haya basado realmente en el mito de los dioses Inanna y Dumuzi (Ishtar y Tammuz).

La Torre de Babel comenzó a construirse en “la tierra de Sinar” (Génesis 11:2), la antigua Mesopotamia, la cuna de la civilización. Los arqueólogos han descubiertos en Mesopotamia algunos templos llamados “zigurat” donde se adoraban las primeras deidades. Muchos creen que la torre de Babel probablemente era un zigurat, en cuya cumbre había un templo de adoración para invocar a los dioses del cielo, tal como dice la Biblia, “cuya cúspide llegaba al cielo” (Génesis 11:4).

En Mesopotamia comenzaron a adorarse estos primeros dioses. Los sumerios, por ejemplo, adoraban a la diosa más antigua del mundo, Inanna, la diosa de la fertilidad, el amor y la guerra. El nombre “Inanna” deriva del sumerio antiguo, “nin”, “dama”, y “an”, “cielo”, que significa “la reina del cielo” (“Inanna: Queen of Heaven and Earth”, Diane Wolkstein and Samuel Noah). Posteriormente, los acadios y los asirios la identificaron con la diosa Ishtar.

“Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.” (Jeremías 7:18)

La diosa Ishtar se convertiría con el tiempo en la diosa mesopotámica más famosa, venerada en todo el amplio alcance geográfico del Cercano Oriente, y tendría un impacto significativo en las imágenes y cultos de las posteriores diosas, las cuales adquirieron una forma de Ishtar.

El sincretismo hizo que varias tradiciones y características de Ishtar fueran adoptadas por otras diosas del Oriente Cercano. Por ejemplo, Ishtar/Inanna también era diosa de la lluvia y las tormentas eléctricas, por lo que a menudo se la representaba con un león, cuyo rugido parecía un trueno (Encyclopedia Britannica). Este símbolo se puede observar en otras diosas de otras épocas.

diosa Inanna en un sello del imperio acadio, pisando un león (2350-2150 a.C.)


Como diosa del amor sexual y la fertilidad, también se la representaba normalmente con la figura de una mujer desnuda que retrataba la femineidad y la sexualidad femenina. Esta figura sirvió de arquetipo para todas las diosas de la fertilidad, cuyas estatuas han sido encontradas por todo el Oriente Cercano y parte del Mediterráneo.


Como diosa del amor, Inanna/Ishtar era andrógina, representada con barba y armas de guerra, pero más tarde, se convirtió en la diosa madre cuando perdió los atributos masculinos que poseía. Su esposo Dumuzi, que más tarde se convirtió en Tamuz, era el dios de la vegetación. En el mito, Dumuzi/Tamuz es el hijo, amante y hermano de Ishtar/Inanna, y siempre estaba subordinado a ella en calidad de dios joven (“La historia empieza en Sumer”, Samuel Kramer). Tanto Ishtar como Tamuz se transformarían en los precursores del culto madre e hijo, lo que explicaría por qué se han encontrado tantas estatuas de una diosa madre con su hijo en brazos por todo el mundo.

Estatuilla de arcilla de Ishtar con su pequeño hijo Tamuz. Colección Museo Penn.


El mito del descenso de Ishtar/Inanna cuenta la historia del viaje de la diosa al inframundo, el hogar de su hermana Ereshkigal. En la versión acadia, Inanna/Ishtar va al inframundo en búsqueda de su amado Dumuzi/Tamuz, el pastor de ovejas asesinado por un jabalí para despertarlo de su sueño. En la versión sumeria, Inanna/Ishtar desciende por la ambición de gobernar el inframundo (“El mito de la diosa”, Anne Baring y Jules Cashford). La diosa viaja a través de las siete puertas del inframundo, quitándose una prenda de vestir en cada puerta, hasta que finalmente queda desnuda, y es asesinada por sentarse en el trono de la reina del inframundo. Como diosa del sexo y la fertilidad, su muerte tiene consecuencias con el cese de la fertilidad en la tierra.

Con la ayuda de otros dioses, se le permite a Ishtar volver a la tierra siempre y cuando encontrara un reemplazo para quedarse en el inframundo. Acompañada de unos demonios (los galla), cuando regresó a su ciudad natal descubrió que su amante Dumuzi/Tamuz no la había llorado adecuadamente, así es que ordenó a estos demonios que lo llevaran al inframundo como su reemplazo. Arrepentida, Ishtar logra que Geshtinanna, hermana de Tamuz, fuera su reemplazo, permitiendo que Tamuz pasara la mitad del año en la tierra y la otra mitad en el inframundo (Ancient History Encyclopedia).

El ascenso de Tamuz

En el Antiguo Cercano Oriente, este mito se conmemoraba entre marzo-abril cuando las mujeres lloraban durante varios días por la muerte de Tamuz (Encyclopedia Britannica). Cuando desaparecía la fertilidad y la vegetación de la tierra en otoño, Tamuz estaba muerto. El profeta Ezequiel observó como las mujeres de Israel realizaban esta práctica:

“Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.” (Ezequiel 8:14)

Pero cuando la vida florecía una vez más en la tierra en época de primavera era el momento en que Tamuz regresaba del inframundo. Entonces se celebraba el “sagrado matrimonio” de Ishtar y Tamuz (Inanna y Dumuzi), que era fundamental para la fertilidad de la tierra. Por ello, sus templos y cultos involucraban rituales sexuales y prostitución para garantizar la fertilidad de la tierra y la prosperidad continua de las comunidades. Había entonces un ciclo estacional, donde el dios de la vegetación moría en la época de otoño, y renacía en la época de primavera. Este culto se extendió a todo el Cercano Oriente y el Mediterráneo con otros nombres.

matrimonio entre Inanna y Dumuzi

En Ugarit, este mito se asocia a Baal y a Anat. Baal, dios de la fertilidad y la vida, se encierra en combate con Mot, el dios de la esterilidad y la muerte. Mot derrotaba a Baal, lo que provocaba años de sequía y esterilidad. Anat mataba a Mot, y emprende la búsqueda de Baal, cuya resurrección trae un rebrote de la naturaleza. En Asia Menor, Atis era el dios de la vegetación que es castrado y muere, representando la muerte de los frutos en invierno, pero vuelve a renacer en primavera.

También existe el mito de Adonis, cuyo origen es fenicio, aunque su culto fue introducido más tarde en Grecia. En el mito, Adonis es un cazador que muere en una cacería por las heridas de un jabalí. Afrodita suplica a Zeus por su vida, quien permitió que Adonis pasara la mitad de cada año con ella y la otra mitad en el inframundo (Enciclopedia Britanica).


En Egipto, el mito dice que Osiris es asesinado por su hermano Seth, y su cuerpo es desmembrado y repartido por todo Egipto. Su esposa, Isis, recogió por todo Egipto sus partes, excepto el falo comido por un pez, y los vuelve a reunir. Desde entonces, su muerte y renacimiento representa un cambio estacional asociado a las crecidas del Nilo y la renovación de la vegetación.

Todos estos ejemplos muestran paralelos, aunque no exactos, entre los mitos de los dioses de la antigüedad y la historia de Cristo. Justino Mártir (100-165 d.C.), en su libro “Apologías”, interpreta estos relatos míticos como copias fraudulentas de la historia bíblica de Cristo realizadas por demonios . La promesa de un Salvador para el mundo era conocida en el mundo antiguo (Génesis 3:15). El plan de Satanás ha sido desde entonces crear una imitación del verdadero Salvador prometido. La primera religión del mundo, que comenzó con la torre de Babel, se expandió por el mundo después de la confusión de lenguas. Desde entonces, Satanás continuó engañando al mundo con falsificaciones del verdadero Cristo con diferentes nombres y en diferentes lugares a lo largo de la Historia.