El extraño sacrificio de la hija de Jefté


La Biblia nos dice que Jefté hizo un voto a Dios para obtener la victoria al salir a la guerra. Sin embargo, este extraño voto pareciera no tener sentido: si regresaba desde la guerra con la victoria, prometía a Dios ¡sacrificar a la primera persona que saliera desde su casa a recibirlo! La Biblia dice: 

“Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.” (Jueces 11:30-31) 

Según la Biblia, Jefté finalmente venció en la guerra, y por lo tanto, debía cumplir con su voto de sacrificio. Pero cuando regresó victorioso, observó que la primera persona que salía por las puertas de su casa ¡era su hija! Y por lo tanto, ¡debía sacrificarla! ¿Cómo es posible que Jefté haya querido sacrificar a alguien de su casa? Parece algo totalmente descabellado. Sin embargo, lo que no sabemos es que Jefté no tenía la intención de sacrificar a alguien de su familia, ya que pensaba que lo primero que saldría por las puertas de su casa ¡sería un animal! 

En tiempos bíblicos, las casas en Israel sólo tenían dos habitaciones. La habitación principal era una “estancia familiar” donde la familia cocinaba, comía, dormía y vivía. Y la otra era una habitación más pequeña, donde cada noche se hacía entrar la vaca, el burro, y unas cuantas ovejas de la familia. De esta manera, los campesinos en Medio Oriente dejaban los animales dentro de la casa cada noche para protegerlos del invierno o de ladrones, pero cada mañana se sacaban al patio y se limpiaba el interior (“Jesús a través de los ojos del Medio Oriente”, Kenneth Bailey). Cuando Jesús discutía con los líderes religiosos, también se refería a esta costumbre cuando les dijo que se "desataba el buey o el asno del pesebre aún en día de reposo" cada mañana (Lucas 13:15). Era impensado que los animales quedaran en la casa el resto del día. 

Antigua casa hebrea (Logos Bible Software)

En la historia de Jefté, debemos entender que regresó de la guerra temprano por la mañana y esperaba que uno de los animales que había estado apretado durante toda la noche en la casa fuera el primero en salir, para así ofrecerlo en sacrificio a Dios. Pero la historia se convierte en tragedia cuando ve que la primera en salir era su hija. 

El desenlace de la historia es un poco oscuro. Algunos sostienen que Jefté no sacrificó a su hija, sino más bien la ofreció como una virgen al servicio de Dios. Por ello se dice que “nunca conoció varón” (Jueces 11:39). Sin embargo, el Tárgum Yerushalmi (traducción al arameo) y el Midrash dan por sentado que Jefté inmoló a su hija (“Jewish Encyclopedia”). Dado que las doncellas “endechaban” a la hija de Jefté, se trataría de una trágica muerte. Y aunque la Torá prohíbe los sacrificios humanos (Deuteronomio 18:10), debemos entender que esta historia se desarrolla en una época de desobediencia a la Torá, donde se “hacía lo malo ante los ojos de Dios” y “cada uno hacía lo que bien le parecía”

Por esta razón, los sabios consideraron que el voto de Jefté fue apresurado e irresponsable, y que incluso podía haber sido absuelto si hubiera consultado con Finees, el sacerdote de la época. Por esta razón, se dice que ambos fueron castigados por no detener el sacrificio. Finees habría sido abandonado por el Espíritu de Dios, y Jefté habría muerto por una descomposición antinatural de su cuerpo que hizo que su carne cayera a pedazos en diferentes ciudades. Por ello, el texto original de la Biblia dice que fue “sepultado en las ciudades de Galaad” (Jueces 12:7).