El día de la crucifixión, ¿dónde estaba Jesús a la "hora sexta": en la cruz o con Pilato?


Una de las supuestas contradicciones que se pueden encontrar en los Evangelios tiene que ver con la hora de la crucifixión de Jesús. Por una parte, los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas relatan que Jesús fue crucificado a la hora tercera y se encontraba en la cruz a la hora sexta:

“Era la hora tercera cuando le crucificaron.” (Marcos 15:25)
“Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.” (Marcos 15:33)

Pero el evangelio de Juan parece contradecir el relato de los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), pues en la hora sexta Jesús se encontraba en el tribunal de Pilato:

“Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey!” (Juan 19:14)

Pues, ¿cómo es posible armonizar los relatos de los cuatro evangelios? ¿A qué hora fue crucificado Jesús? ¿Dónde estaba Jesús a la hora sexta?

Algunos han argumentado que, dada la dificultad de establecer con precisión las horas del día en aquel tiempo, los judíos dividían tanto la noche como el día en cuatro relojes o secciones. La parte del día con luz, desde el amanecer hasta el atardecer, se dividía en cuatro bloques de tres horas: la “hora tercera” (desde las 6 am hasta las 9 am), la “hora sexta” (desde las 9 am hasta las 12), la “hora novena” (desde las 12 hasta las 3 pm) y la “hora duodécima” (desde las 3 pm hasta las 6 pm). Por ello encontramos con tanta frecuencia la hora “tercera”, “sexta” y "novena” en el Nuevo Testamento (“A Commentary on the Holy Bible”, Matthew Poole).

De esta manera, los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas relatan que Jesús habría sido crucificado al final de la “hora tercera”, aproximadamente a las 9 am, mientras que el evangelio de Juan relata que los eventos que comenzaron con el juicio ante Pilato hasta la crucifixión de Jesús culminaron al inicio de la “hora sexta”, es decir, a las 9 am. De tal manera, se pueden conciliar los relatos.

Sin embargo, aunque es un argumento muy interesante, sólo se utilizaban para uso litúrgico, como las oraciones (Nehemías 9:3, Hechos 2:15, Hechos 10:9, Hechos 3:1), pero no hay evidencia de una división del día en cuatro partes en la vida cotidiana judía (“John, Jesus, and History, Volume 3: Glimpses of Jesus through the Johannine Lens). Incluso leemos en los evangelios que los judíos medían el tiempo en horas y no en secciones de horas. Por ejemplo, leemos que en el huerto de Getsemaní Jesús se enojó con Pedro porque no había podido velar con él una hora (Marcos 14:37). También leemos en la parábola que uno de los obreros de la viña había trabajado una sola hora (Mateo 20:12).

Pero también leemos que los judíos lograban identificar horas específicas del día. En los Evangelios encontramos la hora “séptima” (Juan 4:52), la hora “décima” (Juan 1:39), y la hora “undécima” (Mateo 20:9). De hecho, en la época de Jesús los judíos dividían el día en 12 partes iguales (Juan 11:9) desde el amanecer (aproximadamente a las 6 am) hasta el atardecer. Los judíos debían necesariamente determinar estas doce horas, pues tenían que cumplir mandamientos a ciertas horas del día (chabad.org).


Entonces, cuando los Evangelios mencionan la “hora tercera” como la hora de la crucifixión, estaban señalando una hora específica, esto es, las 9 am aproximadamente. Pero entonces, ¿por qué Juan señala la “hora sexta” como la hora de la crucifixión? ¿Por qué señala una hora distinta a los otros evangelios? Pues, ¡porque Juan no estaba usando el horario judío!

En el evangelio de Juan, Jesús se encontraba en el tribunal de Pilato a la “hora sexta” (Juan 19:13-14). Según el horario judío, la “hora sexta” corresponde al “mediodía”. Sin embargo, el relato del juicio de Jesús comienza diciendo que “era de mañana” (Juan 18:28). Esto excluye la posibilidad que se tratara del “mediodía”. En realidad podría referirse a la última vigilia de la noche (entre las 3 am y 6 am) o al “amanecer”. Según la ley romana, las sentencias con todas las solemnidades legales no se podían hacer antes del amanecer. Por ello, es mucho más probable que Pilato haya querido ejecutar la sentencia al llegar el amanecer y no esperar al mediodía (“El Evangelio de Juan”, Miligo y Moulton). Es lógico pensar entonces que la sentencia no duró seis horas, desde el amanecer hasta el mediodía.

Si la “hora sexta” en el evangelio de Juan es una referencia al “amanecer”, entonces Juan estaba usando el horario romano que comenzaba a medianoche (tal como el horario actual), y por lo tanto, la “hora sexta” corresponde a las 6 am aproximadamente. Esta hora sería tiempo suficiente para que los soldados romanos hicieran los preparativos para la crucifixión a las 9 am, tal como lo afirman los otros evangelios (Bible.org).


Aunque algunos sostienen que los romanos no fijaban su día civil de medianoche a medianoche, existe amplia evidencia de ello en el registro histórico, incluso en los tiempos de Jesús. Plinio el viejo (“Natural History”, Pliny) y Plutarco (“Questions”, Plutarch), ambos escritores romanos del siglo I d.C. señalaron que el día romano comenzaba desde la medianoche. Otro escritor romano, Macrobio, escribió que “el día civil (como lo llamaron los romanos) comienza a la hora sexta de la noche” (“Saturnalia”, Macrobius).

También la evidencia interna del uso de las horas en el evangelio de Juan se ajusta mejor con el cálculo del tiempo civil romano que un cálculo desde el amanecer. Por ejemplo, en el “día” de la resurrección, el evangelio de Lucas relata que en el camino a Emaús dos discípulos instan a Jesús a quedarse con ellos, pues se hacía “tarde, y el día ya había terminado” (Lucas 24:29). Más tarde viaja 11 kilómetros a Jerusalén para encontrarse con los once discípulos. El evangelio de Juan complementa el relato diciendo que Jesús se encuentra con los discípulos “en la noche de aquel mismo día” (Juan 20:19). La única posibilidad de que la “noche” continúe siendo parte “del mismo día” es bajo el horario romano, pues con el horario judío sería otro día (“A Harmony of the Gospels”, A.T. Robertson).

También hay otras referencias en el evangelio de Juan. En una oportunidad, Jesús se encuentra con la mujer samaritana en el pozo de Jacob, como la hora sexta (Juan 4:6). Según el horario judío sería el “mediodía”, una hora inusual para que las mujeres fueran a sacar agua. La costumbre era sacar agua del pozo en la tarde (Génesis 24:11). En el horario romano serían las 6 pm (“The New Testament”, Kirsopp Lake).

Y en otra oportunidad, Jesús pronunció desde Caná una palabra de sanidad para el hijo de un noble que se encontraba en Capernaum, como a la hora séptima (Juan 6:52). En el horario judío sería la 1 pm, una buena hora para que el noble pudiera viajar de regreso para volver a ver a su hijo. Sin embargo, no lo hizo hasta el día siguiente. En el horario romano, serían las 7 pm, muy tarde para volver ese mismo día a Capernaum (ministrymagazine.org)

Así pues, Juan habría utilizado el horario romano, y los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas el horario judío. Pero, ¿por qué Juan habría usado el horario romano y no el horario judío? Pues, Juan habría escrito su evangelio después de Mateo, Marcos y Lucas. Dado que lo escribió en Éfeso, (fuera de Palestina) entre el 90 y el 100 d.C. (mucho tiempo después de la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C.) Juan habría utilizado el horario que usaban los griegos y los romanos (“A Harmony of the Gospels”, A.T. Robertson).