El Diluvio Universal y las investigaciones de George Dodwell

Los científicos creacionistas creen que el Diluvio Universal fue un hecho histórico que ocurrió alrededor del 2200 o 2300 a.C. Muchos investigadores hallan evidencias de un Diluvio en los fósiles de peces que han sido encontrados a grandes alturas, lejos de su hábitat natural, o en los registros geológicos que muestran que alguna vez las grandes montañas del mundo estuvieron cubiertas de agua. Sin embargo, la evidencia más fuerte ha salido de la astronomía y del movimiento del eje terrestre.

Esta comprobado científicamente que la Tierra está inclinada unos 23,5º y que cada cambio de estación realiza un continuo movimiento ondulante con máximos y mínimos de 23,5º como media, lo que se conoce como "la variación secular de la eclíptica". En base a estos movimientos en invierno/verano, un meteorólogo y astrónomo del gobierno australiano llamado George F. Dodwell (1879 - 1962), quien era Director del Observatorio de Adelaida, realizó un estudio que le llevó unos 26 años. Dodwell comenzó su investigación documentando los registros de la posición del sol en los solsticios de verano, cuando el eje terrestre cambia de posición, de los trabajos de Eudoxio y de los registros de Stonehenge y el Templo de Karnak en Egipto.


Eudoxio (400-347 a.C.) era matemático, geógrafo y astrónomo griego, que tomó observaciones del Polo Norte, el punto donde las estrellas parecen rotar y se marca el eje terrestre. Cuando Dodwell proyectó los datos de Eudoxio con los registros actuales, observó que los datos no calzaban con la posición del sol del 350 a.C (fecha en que fueron registrados), sino con el 1600 o 1900 a.C.


Cuando continuó con Stonehenge notó algo similar. Stonehenge era un calendario a base de piedras gigantes superpuestas unas encima de otras y que marcaban la posición del sol en los solsticios de verano. Su construcción fue datada en el 350 a.C. por asociarse al culto druida. Pero algunos lo datan siglos antes, pues las mediciones astronómicas actuales no calzan con la posición del sol que registraban las piedras de Stonehenge en el 350 a.C. sino que concuerdan con el 1500 o 1900 a.C.


Luego registró los datos del Templo de Karnak en Egipto. Este Templo fue construido alrededor del 2000 a.C. para que el sol, en los solsticios de verano, alumbrara un largo pasillo que conectaba el Templo con el exterior. Como en verano el sol estaba más al norte y alumbraba por más tiempo, era el día preciso para las ceremonias egipcias en un santuario al interior del Templo. Sin embargo, de acuerdo a los modernos cálculos astronómicos, el sol en el norte no habría llegado lo suficiente para alumbrar el santuario por el pasillo hasta el interior del Templo en aquella época. Sin embargo, surge la incógnita, pues se sabe por los jeroglíficos egipcios que en el 2000 a.C. el santuario sí era iluminado por el sol.



Entonces Dodwell proyectó todos los datos con cálculos modernos y al observarlos se dió cuenta que algo andaba mal. Pensó que las mediciones habían sido mal calculadas o que contaban con imprecisiones. Pero cuando decidió graficarlos encontró la respuesta. Dodwell notó que el típico movimiento ondulante de 23,5º del eje terrestre se habría "roto". Es más, se dió cuenta que en algún punto de la Historia la Tierra llegó a inclinarse repentinamente mucho más de lo que actualmente lo está, a eso de 26,5º y que desde los siguientes 3194 años hasta el año 1850 de nuestra era la Tierra volvió a recuperar su posición anterior, que es de 23,5º. Dodwell entonces pudo entender que los datos modernos no calzaban con los registrados en la Antigüedad, pues la Tierra había sido inclinada violentamente, y los monumentos antiguos registraban una posición del sol distinta de la que se conoce actualmente.


Dodwell situó el comienzo de esta curva exponencial, y por lo tanto de este brusco cambio en el eje terrestre, en el año 2345 a.C. y argumentaba que solo una fuerza imponente y tremenda tenía que haber ocurrido en la Tierra en ese año como para inclinar la Tierra de esa manera. Entonces Dodwell encontró que aquella fecha coincidía con la fecha que los científicos creacionistas daban para el Diluvio Universal que aparecía en la Biblia. Ésa debía ser la única respuesta ante tan brusco cambio del eje terrestre.


En 1960, escribió una carta con estos resultados al profesor de Fotogrametría de la Universidad de Ohio, el Dr. Arthur J. Branderberger. Sin embargo murió en 1962 sin publicarlos. Luego de eso, Barry Setterfield, a pedido de la Sociedad Astronómica del Sur de Australia, tomó sus notas de investigación y las publicó en 1980, y ya en el año 1970 el Dr. Rhodes W. Fairbridge de la Universidad de Columbia había confirmado estos resultados en la revista Science Magazine (en el volumen del 15 de Mayo de 1970 para más información). Desde ese momento, el Diluvio ha sido la explicación del cambio en el eje terrestre en tiempos ancestrales.