En Levíticos 23 encontramos un calendario de siete fiestas solemnes que Dios ordenó a Israel celebrar en determinadas fechas del año. La última fiesta del año se llama “la fiesta de los tabernáculos” (“sukkot”), que comienza a los quince días del mes séptimo (“Tishri”) y dura siete días (Levíticos 23:34). Cuando estos siete días de fiesta terminan, los judíos celebran al octavo día una fiesta adicional llamada “Shemini Atzeret” (“el octavo día de la asamblea”):
“Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.” (Levítico 23:36)
Las Escrituras nos enseñan que estas fiestas tienen un propósito. El apóstol Pablo escribió que las fiestas judías son “sombras de lo que ha de venir” (Colosenses 2:17). Esto significa que estas siete fiestas forman parte de un calendario de eventos proféticos. Dado que el octavo día de la fiesta de los tabernáculos es el último día de todas las fiestas de Levíticos 23, la fiesta de “Shemini Atzeret” representa el último evento profético de todos los tiempos. Pero, ¿cuál sería este evento? Los estudiosos en profecía creen que la fiesta de los tabernáculos señala proféticamente el reinado milenario del Mesías. Si es así, entonces Shemini Atzeret, señala los eventos que sucederán después del Milenio.
La fiesta de Shemini Atzeret se celebra al octavo día, lo cual también tiene un significado profético. En las Escrituras, el número 7 representa “finalización”, “perfección” y “descanso divino”. Si la semana tiene siete días, entonces el octavo día se convierte en el primer día de una nueva semana. Por tanto, el número 8 representa un “nuevo comienzo” y un “nuevo orden”.
En las Escrituras encontramos el número 8 asociado a nuevos comienzos. Por ejemplo, ocho personas fueron salvadas en el Arca (Génesis 7:13). La circuncisión se llevaba a cabo al octavo día de nacer (Génesis 17:12). El primogénito debía ser dado a Dios el octavo día (Éxodo 22:29-30). La consagración de los sacerdotes duraba siete días, y al octavo día comenzaban sus funciones (Levítico 8:33). De manera que la fiesta del octavo día, el día después del fin de todas las profecías, señala un “nuevo comienzo” y un orden totalmente nuevo (“El mensaje de los números dentro y fuera de la Biblia”, Luciano Jaramillo).
"Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.” (Apocalipsis 21:5)
Pero el número 8 también representa “eternidad”. La palabra “atzeret” proviene de una raíz hebrea que significa “retener” o “demorar”. En este sentido, los rabinos judíos enseñan que todos aquellos peregrinos que celebraron la fiesta de los tabernáculos por siete días, deben permanecer o demorarse otro día más para estar con Dios. Si siete días representa perfección, un día adicional representa eternidad. Entonces la fiesta del octavo día representa “eternidad con Dios” (hebrew4christians.com). Una vez que concluye la fiesta de los tabernáculos que señala el Milenio, la fiesta de Shemini Atzeret señalaría un “nuevo comienzo” y la “eternidad”, ¡el día de la creación de los cielos nuevos y la tierra nueva!
En las tradiciones judías, ocurren dos cosas importantes el día de Shemini Atzeret. En primer lugar, en este día comienza una nueva temporada de lluvias. En este día, los judíos realizan la “oración por la lluvia” (“tefillat geshem”), pues las nuevas cosechas del próximo año dependen de las nuevas lluvias. Espiritualmente representa un nuevo derramamiento del Espíritu Santo y una nueva cosecha para el Reino de Dios (Salmos 42:1-2; Isaías 55:1) (alephomegaministries.com)
Pero también se celebra conjuntamente la fiesta de “Simchat Torah” (“El regocijo de la Torá”). En este día, los judíos que viven en Israel celebran la Torá, los primeros cinco libros de la Biblia. La división de la Biblia en capítulos y versículos llegó tarde en la Historia. Pero antes de eso, el pueblo de Israel había dividido la Torá en 54 “parashot” (“porciones”). Cada semana en día de reposo los judíos leen en la sinagoga una “parashat” (“porción de la Torá”). Según la tradición rabínica, este ciclo anual de lecturas finaliza y comienza de nuevo en Shemini Atzeret, el octavo día de la fiesta de los tabernáculos (Deuteronomio 31:10:12).
En este día, el rollo de la Torá, que ha sido desenrollado y leído cada semana, llega a su fin. Entonces los judíos comienzan a enrollar nuevamente todo lo que había sido leído a lo largo del año. Esta misma imagen la encontramos en las profecías del fin de los tiempos, cuando se nos dice que “se enrollarán los cielos como un libro” (Isaías 34:4), y que “el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla” (Apocalipsis 6:14).
Las últimas palabras escritas en el rollo de la Torá (Deuteronomio) hablan del viaje del fin. En la última parashat (“Ve-Zot Haberaja”), Moisés sube a la montaña para ver la Tierra Prometida, para dejar su existencia terrenal y para estar con Dios; y los israelitas terminan su viaje por el desierto e inician una inminente entrada a la Tierra Prometida. Por lo tanto, Shemini Atzeret, el octavo día de la reunión, nos habla del fin de nuestro paso por el desierto de este mundo para estar finalmente con Dios (“El libro de los misterios”, Jonathan Cahn).
Y luego, cuando se enrolla hasta el principio, las primeras palabras escritas en el rollo de la Torá (Génesis) hablan de la creación de los cielos y la tierra. ¡Fascinante! En este día, el día después del fin que anuncia los cielos nuevos y la tierra nueva, los judíos leen “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). De esta manera, los judíos proclaman consciente o inconscientemente que en último día Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva:
“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.” (Isaías 65:17)
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” (Apocalipsis 21:1)
Por último, la fiesta de Simchat Torah es considerado el día más alegre de todo el calendario judío. Los judíos celebran tomando los rollos de la Torá en sus brazos y dando siete vueltas en círculos (“hakafot”) por toda la sinagoga, acompañados de gran fanfarria, cánticos y bailes (jewsforjesus.org). Estos círculos son “sombra de lo que ha venir”, pues anuncian que el círculo de los tiempos se ha cumplido, y que comenzará un nuevo círculo lleno de alegría, bailes y regocijo por los siglos de los siglos:
“Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite, y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor. Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor.” (Jeremías 31:12-13)