David y Goliat, bajo la mirada profética de Daniel

La historia de David y Goliat es una de las más conocidas en la Biblia, tanto por niños como por grandes. Relata la historia de un joven hebreo llamado David, que derrota a un gigante filisteo llamado Goliat, con una sola piedra lanzada desde una honda de pastor. Esta historia puede entregar muchas enseñanzas espirituales para los creyentes e históricas para la nación judía, pero lo que no se ha estudiado mucho es que también puede ser entendida como una profecía. Cada uno de los detalles puede ser relacionado con las profecías entregadas siglos después por el profeta Daniel en su cautiverio en Babilonia, y que con mucha sorpresa, entregan el mismo mensaje profético acerca la historia humana sobre la Tierra. Para compararlas es necesario entender primero las profecías de Daniel.


La primera de las profecías de Daniel trata acerca de un sueño que tuvo el rey de Babilonia, Nabucodonosor. En su sueño veía una gran imagen compuesta de distintos metales. La cabeza de la estatua era de oro, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, y las piernas de hierro (Daniel 2:31-33). Más tarde, el mismo Daniel tuvo una visión de noche, donde cuatro bestias subían del mar. La primera bestia era como un león con alas de águila, la segunda un oso, la tercera un leopardo, y la cuarta una bestia espantosa y terrible (Daniel 7:3-7).

Ambas profecías deben ser interpretadas como una sola, pues hablan de los cuatro grandes poderes mundiales que reinarán en la Tierra (Daniel 2:36-40; 7:17) ordenados desde el principio hasta el fin de los tiempos. La cabeza de oro de la estatua y el león hablan de Babilonia, el primer poder mundial que reinó en la Tierra. El pecho y los brazos de plata y el oso representan al segundo poder mundial, Persia. El vientre y los muslos de bronce, así como el leopardo representa al tercer poder mundial, Grecia. El cuarto y más poderoso fue el Imperio Romano, representado por las piernas de hierro y la bestia espantosa. La secuencia, por lo tanto, es: oro - león, plata - oso, bronce - leopardo, y finalmente, hierro - bestia.


En la historia de David y Goliat se observa un patrón similar. Goliat inspiraba temor entre los hebreos por su terrible apariencia (1 Samuel 17:11). La estatua de Daniel también tenía un "aspecto terrible" (Daniel 2:31). Vemos en la historia que David había luchado primero con un león y un oso (1 Samuel 17:34-36). Esto se refiere a que el león y el oso representa a los dos primeros reinos que se levantarían en el mundo. El león (oro) representaba a Babilonia, y el oso (plata) a Persia. Pero se dice que Jehová ya los había derrotado (1 Samuel 17:37). Ahora, en Goliat están reflejados los otros dos reinos que vendrían, pues David dice que Goliat será como uno de aquellas bestias (1 Samuel 17:36). La armadura de Goliat, al igual que la estatua de Daniel, estaba compuesta de metales. Se dice que su casco y las grebas eran de bronce (1 Samuel 17:5-6), mientras que su lanza era de hierro (1 Samuel 17:7). Por lo tanto, en este contexto, el bronce (leopardo) representaba a Grecia, mientras que el hierro (bestia espantosa) representaba al Imperio Romano. Esto nos dice que David estaba enfrentando a los reinos que están contra Dios a lo largo de la historia humana.


Lo más sorprendente de la historia es el final, pues se dice que David derrotó al gigante Goliat sin usar espada, sino con una piedra que lanzó con su honda de pastor de ovejas (1 Samuel 17:49-50). Por contaste, vemos que la estatua de Daniel fue destruida por una piedra que la desmenuzó (Daniel 2:34). En ambos casos se debe interpretar la piedra como Cristo y su reino (Daniel 2:44), por lo que se entiende que la historia de David y Goliat también puede ser interpretada como una profecía de los reinos mundiales que se levantaron y levantarán contra Dios, pero que la piedra, que es Cristo, las destruirá y establecerá su reino para siempre.