La Estrella de Belén y la llegada de los Magos


El evangelio de Mateo nos relata que cuando Jesús nació unos magos de oriente llegaron a Jerusalén preguntando por un rey recién nacido entre los judíos, pues habían “visto el surgimiento de su estrella”: 

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.” (Mateo 2:1-2) 

Pero, ¿cuál era esta estrella? Durante los últimos años, los astrónomos han teorizado con la idea de que una estrecha conjunción entre Júpiter y Venus podría haber sido realmente la Estrella de Belén. En 1968, Roger Sinnot sugirió en un artículo llamado “Pensamientos sobre la Estrella de Belén” que una conjunción entre Júpiter y Venus en el 2 a.C. había sido la Estrella de Belén. En otro artículo publicado en la revista Omni en 1991, el astrónomo Fred Schaff también presentó una rara serie de conjunciones entre Júpiter y Venus el 12 de agosto del 3 a.C., 17 de junio del 2 a.C., y 14 de octubre del 2 a.C. como la posible estrella de Navidad. Sin embargo, esta teoría tropieza con la opinión de los historiadores acerca de la fecha de muerte de Herodes el Grande.

Tradicionalmente se cree que Herodes murió en el 4 a.C., por lo tanto, el nacimiento de Jesús debió haber ocurrido antes del 4 a.C. Sin embargo, en los últimos años algunos historiadores han cuestionado esta fecha sugiriendo que Herodes realmente habría muerto en el 1 a.C. Esto abriría la posibilidad de relacionar la estrella de Belén con los eventos astronómicos protagonizados por Júpiter entre el 3 a.C. y 2 a.C. Entonces, ¿podría ser Júpiter la estrella que seguían los magos?  

Aunque en la actualidad sabemos que Júpiter es el planeta más grande del sistema solar, en la antigüedad, los astrónomos consideraban que Júpiter era una “estrella”. Los antiguos astrónomos observaron que había algunas estrellas que se movían de una manera que parecía “errante”, a diferencia del resto de las estrellas que permanecían fijas en el cielo nocturno. Por esta razón, llamaron a estas estrellas “planetas”, que en griego significa “errante”. Según la Biblia, los magos seguían una estrella que se movía en los cielos, como una estrella errante de la antigüedad, la que perfectamente podría haber sido Júpiter.  

Pero si éste era realmente la estrella de Belén, los magos tendrían que haber visto un comportamiento muy extraño de Júpiter en los cielos de Medio Oriente para decidir viajar hasta Jerusalén. Pero, al parecer, los astrónomos modernos han encontrado este inusual comportamiento. Según los registros históricos y simulaciones por computadora, Júpiter protagonizó una serie de extrañas conjunciones precisamente entre los años 3 y 2 a.C. 

La primera de estas conjunciones ocurrió el 12 de agosto del 3 a.C. cuando Júpiter y Venus entraron en conjunción en la constelación de Leo. Aunque los dos planetas están separados por millones de kilómetros, los espectadores en la Tierra habrían visto como los dos planetas más brillantes del cielo casi se tocaban. Los magos no podrían haberse perdido este espectáculo excepcionalmente raro. Pero, ¿cómo habrían asociado este evento astronómico con el nacimiento de un rey? 

Conjunción Júpiter y Venus, junio 2015

En la antigüedad, el planeta Júpiter a menudo se asociaba con el nacimiento de reyes, por ello se le llamó el “planeta de los reyes”. En tanto, el planeta Venus era asociado en Medio Oriente con Ishtar, la “diosa madre” y la “diosa de la fertilidad”. Si los magos observaron en los cielos una conjunción entre “el planeta de los reyes” (Júpiter) y el “planeta de la fertilidad” (Venus), esto habría sido un claro indicio del nacimiento de un rey. Pero, ¿cómo habrían asociado esta conjunción con la nación judía? Pues en la antigüedad, la constelación de Leo era conocida como el “León”. En las Escrituras hebreas, el león simbolizaba la tribu de Judá (Génesis 49:9-10). Una conjunción entre Júpiter y Venus en la constelación del León habría indicado a los magos el nacimiento de un rey en la nación judía. 

Esta sorprendente conjunción se repetiría otras dos veces más, el 17 de junio del 2 a.C. y el 14 de octubre del 2 a.C. Los dos planetas se habrían visto como una sola estrella, más brillante que Júpiter y Venus por separado. Esta triple conjunción, en un corto lapso de tiempo, habría sido un mensaje claro y repetido para los magos sobre el inminente nacimiento de un rey entre los judíos. 

Pero además de la conjunción entre Júpiter y Venus, los magos también habrían observado otra extraña serie de conjunciones protagonizadas por Júpiter. El 11 de septiembre del 3 a.C. Júpiter entró en conjunción con Regulus, la estrella más brillante de la constelación de Leo. De todas las estrellas en el cielo, Regulus fue universalmente asociada por los antiguos astrónomos con la “realeza”. Los romanos, griegos, árabes y babilonios la conocían como la “estrella Rey”. mientras que los judíos la llamaban “Melek” (en hebreo “Rey”). Si los los magos observaron una conjunción entre el “planeta de los reyes” (Júpiter) y la “estrella Rey” (Regulus), esto habría sido un claro indicio de “monarquía”.

Mosaico encontrado en la sinagoga Beit Alfa con la imagen del zodíaco, siglo VI.

En el mundo antiguo no había mucha diferencia entre astronomía y astrología. Los hebreos originalmente veían en el movimiento de los cuerpos celestes los planes de Dios y sus tiempos. Por esta razón, los arqueólogos han encontrado mosaicos con imágenes del zodíaco en sinagogas judías. Por supuesto, la astrología hebrea era totalmente diferente de la que conocemos hoy, la cual fue pervertida por el paganismo. Desde la perspectiva de la astrología hebrea, la estrella Regulus también tenía connotaciones mesiánicas. Los primeros judíos la asociaban con una antigua profecía bíblica: 

“Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh” (Génesis 49:9-10). 

El símbolo que representa a la tribu de Judá es el león. Dado que la estrella Regulus se encuentra "entre los pies" de la constelación de Leo (el león), los judíos la asociaron con la llegada de "Siloh". Según los escritos judíos, "Siloh" era otro nombre para el Mesías: "La escuela de R. Shila dijo: El nombre del Mesías es Siloh, como está establecido: 'Hasta que venga Siloh'" (Talmud, Sanhedrin 98b). Mientas que otra profecía bíblica también relacionaba al Mesías con el "cetro" de Israel y la aparición de una "estrella":  

"Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel" (Números 24:17)
  


Todas estas razones hicieron que Regulus fuera conocida antiguamente entre los judíos como la "estrella del Mesías". Para los magos, el acercamiento entre Júpiter (el planeta de los reyes) y Regulus (la estrella del Mesías) el 11 de septiembre del 3 a.C. habría sido la señal del inminente nacimiento del Rey Mesías. 

Sorprendentemente, cuando Júpiter y Regulus entraron en conjunción, otra gran señal podía verse simultáneamente en los cielos. El 11 de septiembre del 3 a.C. el sol se escondía en el horizonte de Jerusalén en la constelación de Virgo, y una fina luna creciente aparecía con el atardecer. La constelación de Virgo era conocida antiguamente como la "Virgen" (en hebreo “Betulah”).  La imagen de una virgen con la luna bajo sus pies en los cielos nos recuerda la señal en Apocalipsis 12, que describe el momento exacto del nacimiento del Mesías: 

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.” (Apocalipsis 12:1) 

Vista del cielo desde Jerusalén, 11 de septiembre 3 a.C.

La fecha 11 de septiembre del 3 a.C. coincide con Rosh Hashaná (1 Tishri) y el día de las Trompetas (factsandfaith.com). El 1 de Tishri también era conocido como el día de año nuevo en el calendario civil judío, aceptado en Judá durante el reino dividido. En otras palabras, el 1 de Tishri marca el primer día de reinado de cada nuevo rey davídico. ¡Qué coincidencia! 

La conjunción entre Júpiter y Regulus se puede observar normalmente cada 12 años (bethlehemstar.com). Los magos seguramente ya la habrían visto en décadas anteriores; para ellos no era algo inusual. Sin embargo, lo extraño era que esta misma conjunción se repitiera otras dos veces más en un corto lapso de tiempo, el 17 de febrero del 2 a.C. y el 8 de mayo del 2 a.C. Este fenómeno se habría visto en el cielo como si Júpiter hubiera hecho una especie de “coronación” sobre la estrella Regulus: el planeta Rey se movió en forma circular sobre la estrella Rey, la estrella del Mesías. Y todo esto ocurrió en la constelación de Leo, que representa la tribu de Judá (“La estrella que asombró al mundo”, Ernest Martin).


La totalidad de estos inusuales eventos astronómicos (una triple conjunción entre Júpiter y Venus, y una triple conjunción entre Júpiter y Regulus) habría sido lo que convenció a los magos de viajar hasta Jerusalén. Este viaje probablemente comenzó después de la última de las seis conjunciones (entre Júpiter y Venus) el 14 de octubre del 3 a.C. De esta manera, los detalles del relato de Mateo encajarían perfectamente con los extraños movimientos de Júpiter durante este tiempo. 

El Nuevo Testamento nos dice que los magos habían visto la estrella “en el oriente” (Mateo 2:2). La frase "en el oriente" se traduce del griego “en te anatole”, que significa “cuando se elevó” o “en su ascenso”. No se refiere a que los observadores estaban en oriente, sino que la estrella que observaban salía desde el este. Según los registros históricos, la serie de seis conjunciones comenzó en agosto del 3 a.C. cuando Júpiter inició su trayectoria saliendo por el este. Pero si los magos comenzaron su viaje recién a finales del 2 a.C. habrían observado que Júpiter ahora se movía cada mañana gradualmente hacia el oeste, indicándoles el camino en dirección a Jerusalén (“La estrella que asombró al mundo”, Ernest Martin). 

Los magos llegaron a Jerusalén preguntando “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” (Mateo 2:2). El rey Herodes, luego de consultar con los principales sacerdotes y escribas sobre el lugar del nacimiento del Mesías, “los envió a Belén” (Mateo 2:7). Belén está al sur de Jerusalén a unos 10 kilómetros. 

La Biblia nos dice que mientras los magos viajaban a Belén, “la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos” (Mateo 2:9). Esto no significa que la estrella se movía delante de ellos. Mateo utiliza un lenguaje "fenomenológico", indicándonos que la estrella siempre habría estado “delante de ellos” en dirección a Belén. Pero, ¿cómo habría sido posible esto?

Según los registros históricos, en diciembre del 2 a.C. la posición de Júpiter en el cielo visto desde Jerusalén estaba al sur, precisamente en dirección a Belén. Los magos, por tanto, tendrían que haber llegado en esta fecha a Jerusalén (“La verdadera estrella de Belén”, The Bible History Guy). Sin embargo, Júpiter no se habría visto durante las primeras horas de la noche. Los magos tendrían que haber viajado rumbo a Belén temprano en la mañana, cuando Júpiter todavía era visible, y no por la noche (“La estrella de Belén y la astrología babilónica”, Astronomía y Apocalipsis revelan lo que vieron los magos, 2017). 

Júpiter observado desde Jerusalén hacia el sur, 25 diciembre 2 a.C.

Cuando los magos no regresaron con noticias, Herodes ordenó “matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos” (Mateo 2:16). Los magos habrían relatado a Herodes la serie de eventos astronómicos que comenzaron en agosto del 3 a.C. Dado que los magos habrían llegado a Jerusalén en diciembre del 2 a.C. la aparición de la estrella habría abarcado un periodo de un año y cinco meses. Con este tiempo en mente, Herodes mandó a matar a todos los menores de 2 años como una forma de asegurar el éxito de su operación. 

Luego, la Biblia nos dice que, durante el viaje de los magos, la estrella “se detuvo sobre donde estaba el niño” (Mateo 2:9). Dado que el relato dice que la estrella se detuvo, muchos consideran esta parte de la historia como ficticia. Sin embargo, el texto no señala que la estrella se detuvo sobre una casa. En realidad, Mateo estaba describiendo un fenómeno natural: la posición estacionaria y el movimiento retrógrado de los planetas. 

El movimiento retrógrado es una ilusión causada por el movimiento de la Tierra y los planetas alrededor del sol. Como la órbita de la Tierra es más corta, en algunas ocasiones se adelanta a Júpiter que tiene una órbita más larga. Cuando esto ocurre, observamos desde la Tierra que Júpiter parece detener su desplazamiento normal hacia el este, y luego parece volver al oeste en dirección opuesta (“¿Qué es el movimiento retrógrado?”, Christopher Crockett).

Según los registros históricos, Júpiter entró en movimiento retrógrado en diciembre del 2 a.C. Mientras que otros planetas visibles como Mercurio y Venus se inclinaban hacia el horizonte, Júpiter parecía “detenido” justo encima de Belén cuando se observa desde Jerusalén. Este habría ocurrido durante la semana del 24 al 30 de diciembre del 2 a.C. ("The Christmas Star", DVD, Barry Setterfield). Los magos habrían llegado en este tiempo a la casa donde se encontraba el niño Jesús.

La llegada de los magos a Belén en el mes de diciembre habría coincidido con el tiempo cuando los judíos celebraban “Hanukah”, la Fiesta de la Dedicación. Durante ocho días los judíos celebraban la fiesta encendiendo muchas lámparas en el templo, las sinagogas y las casas. Por esta razón, Hanukah también se conocía como la “Fiesta de las Lámparas”. Curiosamente, durante esta fiesta era costumbre que el pueblo judío hiciera regalos a sus hijos (“The Hanukkah Book”, Mae Rockland). Si los magos llegaron durante esta fiesta, no habría habido un mejor momento para que ellos “ofrecieran sus presentes” al niño Jesús (Mateo 2:11).