La moneda en la boca del pez, ¿leyenda o historia verídica?


En el evangelio de Mateo encontramos uno de los milagros más extraños de Jesús. Cuando los cobradores de impuestos se acercaron a Pedro para cobrarle dos dracmas, para obtener el dinero Jesús le dio una insólita instrucción como si se tratase de un espectacular truco de magia:

“Sin embargo, para no ofenderles, vé al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.” (Mateo 17:27)

Muchos comentaristas han interpretado este relato diciendo que Jesús en realidad envió a Pedro a pescar para que así pudiera vender los pescados en el mercado y obtener el dinero para pagar el impuesto. Sin embargo, la Biblia dice claramente que el dinero aparecería en la boca del pez, por lo que la explicación carece de sustento. Otros han argumentado que este relato forma parte de una leyenda que se encuentra dentro de los evangelios, pues resulta poco creíble una historia así. Entonces, ¿es verídica la historia de un pez con una moneda en su boca?

Para un lector occidental esta historia es totalmente ficticia, pero para un lector oriental es una historia cotidiana, pues aunque parezca sorprendente, encontrar monedas dentro de un pescado ¡ha ocurrido muchas veces en Oriente! Pues bien, existen relatos de maestros judíos que describían que Dios recompensaba a los judíos fieles cuando compraban pescados y encontraban piedras preciosas o monedas en ellos. Cuando Pedro encontró una moneda en la boca de un pez se convirtió en uno de los tantos que habían sido bendecidos por Dios de la misma manera. Por lo tanto, decir que esta historia es imposible es sólo por desconocimiento de la cultura en Oriente (Comentario del contexto cultural de la Biblia NT, C.S. Keener).


La pregunta es, ¿existe un pez que pueda guardar monedas en su boca? Pues sí. En aguas orientales existe una especie de pez llamado en árabe “Musht”. El más grande es la “Tilapia galilea” que puede llegar a medir 40 centímetros de largo. En primavera estos peces se aparean y colocan sus huevos en el fondo del lago. Después de la fertilización, los musht padres llevan los huevos en la boca por tres semanas hasta que maduran y luego los liberan (buscandoajesus.wordpress.com).

Para evitar que las crías intenten volver a entrar nuevamente en su boca, el musht comienza a recoger cualquier cosa que brille en el agua, como monedas de oro y plata, joyas, diamantes y rubíes, y las guarda en su boca. Estos peces tienen una especie de bolsa debajo de su boca donde perfectamente pueden guardar cosas del tamaño de una moneda (Orientalismos de la Biblia Volumen I, Bishop K. C. Pillai). Muchos consideran entonces que el musht cumple con las características del pez de este relato, tanto así que en Oriente se le llama “el pez de San Pedro”. Sin embargo, este pez es astuto, por lo que es difícil de pescar. Algunas personas se han vuelto ricas pescando musht, mientras que otros pescadores ni siquiera lo han visto. Depende entonces de la bendición de Dios pescar uno.

Pues bien, la siguiente pregunta sería, ¿por qué habría monedas en el agua? La respuesta se halla en el entendimiento de la cultura oriental. En Oriente las personas practican su religión orando y ofrendando. La oración y la ofrenda van juntas. Sin embargo, se enseña en Oriente que las ofrendas se deben hacer secretamente, pues si son ofrecidas en público entonces tendrás la recompensa de los hombres en este mundo y no en el cielo. Por ello, prefieren ofrendar joyas y todo tipo de monedas secretamente lanzándolas al agua, especialmente en aguas santas (Orientalismos de la Biblia Volumen I, Bishop K. C. Pillai).

Se dice, por ejemplo, que actualmente en el fondo del río Ganges probablemente haya más riquezas que en cualquier otro lugar de Oriente. El río Ganges es considerado sagrado en la India, por ello millones de peregrinos arrojan sus ofrendas - monedas - al río todos los años como parte de sus rituales de oración. Recientemente la BBC publicó la historia de algunos niños de la India que bucean en el río Ganges entre 10 a 12 horas al día tratando de “pescar” algunas de estas monedas para sobrevivir a la extrema pobreza (BBC).


En la época de Jesús, el mar de Galilea no era la excepción. Las monedas que los fieles arrojaban al agua como ofrenda son las que el musht seguramente guardó en su boca hasta que alguien lograra capturarlo. Así que cuando Pedro obedeció la orden de Jesús, pescó el musht y encontró la moneda en su boca, inmediatamente supo que era una bendición de Dios.

Sin embargo, lo más impactante de esta historia no es el milagro de la moneda en la boca del pez - que por sí solo lo es – sino la presciencia de Cristo. Jesús tenía – y tiene - el conocimiento pleno de las cosas que suceden incluso debajo del agua. Sabía que habría un estatero que había sido arrojado al fondo del agua. Sabía que habría un pez que tomaría la ruta por donde estaba esta moneda y que la tragaría. Y también sabía que sería el primer pez que Pedro pescaría. Pedro tuvo que haber quedado maravillado al encontrar precisamente la moneda que Jesús le dijo que encontraría. Sin duda, este milagro es uno de los más asombrosos en cuanto a la omnisciencia de Dios.