La parábola del hijo pródigo y el ritual de la Kezazah


En Lucas 15 encontramos la parábola del hijo prodigo. En esta historia, un hijo pide por anticipado la herencia a su padre, se va de casa y la desperdicia viviendo desenfrenadamente. Pero hubo una crisis, y en medio de la escasez, recapacita y decide volver a casa de su padre. Se había ido vestido como rico, pero ahora vuelve en harapos. Entonces, su padre, al verlo de lejos, sintió compasión, y corrió saliendo a su encuentro. 

La parábola del hijo prodigo enseña el amor incondicional y el perdón de Dios (como el padre de la historia) hacia aquellos que se han alejado, pero que se arrepienten y vuelven a Él (como el hijo pródigo). Sin embargo, esta historia puede comprenderse de una manera mucho más profunda cuando estudiamos un antiguo ritual judío llamado “kezazah” que arroja luz sobre el comportamiento del padre y el hijo en esta parábola. 

El término “kezazah” קְצָצָה (también transliterado “qetsatsah”) significa literalmente “el corte”. La kezazah era una ritual simbólico en el que se rompía una vasija de barro en un lugar público para simbolizar que una familia o comunidad cortaba o rompía sus vínculos con un individuo que consideraban indigno. La ceremonia de la kezazah, aunque no aparece en la Biblia, puede encontrarse en la literatura rabínica posterior. Según el Talmud (que recopila las tradiciones orales judías a lo largo de los siglos), la kezazah se practicaba bajo dos circunstancias: cuando un miembro de la familia se casaba con alguien por debajo de su rango, o bien, cuando vendía o desperdiciaba parte de su propiedad ancestral [1]. 

Por una parte, el Talmud de Babilonia describe el ritual de la ketzazah cuando un judío se casaba con una mujer inadecuada para él: “¿Cómo se realiza la ketzatza? Si ocurre una situación en la que uno de los hermanos que se casó con una mujer que no es adecuada para él, debido a un linaje defectuoso, los miembros de la familia vienen y traen consigo un barril lleno de frutas, y lo rompen en medio de una plaza pública para dar a conocer el asunto, y dicen: Nuestros hermanos, la casa de Israel, escuchar. Nuestro hermano fulano de tal se casó con una mujer que no es adecuada para él, y tememos que sus descendientes se mezclen con nuestros descendientes. Para subrayar aún más el asunto, continúan: Vengan y tomen para sí mismos una muestra como indicador para las generaciones futuras, para que sus descendientes no se mezclen con nuestros descendientes. La reunión de la gran multitud para tomar la fruta genera publicidad.” [2] 

En el otro caso, la pérdida del patrimonio ancestral se consideraba una afrenta grave. Cuando un joven judío perdía la herencia familiar entre los gentiles y se atrevía a volver a casa, la comunidad tenía que romper ante él un gran recipiente y gritar “fulanito queda cortado de su pueblo”. Después del ritual, la comunidad ya no tendría nada que ver con la persona descarriada [3]. El Talmud de Jerusalén describe este proceso: 

“¿Qué es el “ketzazah”? Si un hombre vendía su campo heredado, sus parientes traían ánforas, las llenaban de granos tostados y nueces y las partían antes que los niños. Los niños los recogían y decían: X fue recortado de su herencia. Cuando lo trajo de vuelta, estaban haciendo lo mismo y diciendo: X regresó a su herencia. El rabino Yose ben el rabino Abun dijo que, si un hombre se casaba con una mujer inadecuada, sus parientes traían ánforas, las llenaban con granos tostados y nueces y las rompían antes que los niños. Los niños los recogían y decían: X fue recortado de su familia.” [4] 

El contexto de la ceremonia de la kezazah nos permite entender mejor la actitud del hijo pródigo al intentar volver a casa y la reacción del padre cuando lo ve llegar a lo lejos. En primer lugar, el hijo prodigo había perdido el dinero de su herencia entre los gentiles y sabía que al regresar a casa tendría que enfrentarse a la comunidad y al ritual de la kezazah. Sabía que las relaciones con la aldea se habían roto, y pensó que la única manera de recuperar el respeto del pueblo era devolviendo el dinero perdido. Por tanto, su plan era trabajar como jornalero. En tiempos bíblicos era común venderse como esclavo durante un tiempo determinado para pagar sus deudas (Levítico 25:39-55; 2 Reyes 4:1; Mateo 18:25). El hijo pródigo también sabía que la relación con su padre se había roto. Ahora tenía que aceptar que la relación con su padre ahora sería de patrón y jornalero. Sabe que no vivirá con la familia y la comunidad, sino que en una aldea cercana junto con otros jornaleros. [5] 

Por otra parte, el padre reacciona de una manera totalmente contraria a su cultura. El texto dice: “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” (Lucas 15: 20). ¡Su padre corre a reconciliarse con su hijo! ¿Por qué es significativo? Porque correr era escandalosamente indigno para un varón anciano judío [6]. En Oriente Próximo, un hombre de esa edad y posición siempre anda despacio y con dignidad. ¡Nunca correría! 

Dada la vestimenta habitual, el padre tendría que haberse levantado la túnica para correr. Tendría que coger la larga túnica que llevaba y atarla por encima de las rodillas. Sus piernas quedarían al descubierto, lo que se considera algo humillante. Incluso hoy en día en Oriente Medio los hombres no exponen sus piernas de esta manera. Pero, ¿por qué el padre sale corriendo? ¡Para protegerlo de la ceremonia de la kezazah! El padre corre para llegar hasta su hijo antes que el pueblo, para protegerlo de la vasija rota, del rechazo y la vergüenza, y demostrarle que puede volver a casa. No le importa que huela a estiércol de cerdo. Simplemente lo abraza y le da la bienvenida a casa [7]. 


REFERENCIAS 

[1] “Ketzazah”. Encyclopaedia Judaica, Second Edition. Volumen 12. (2007). 
[2] Talmud de Babilonia, Ketuboh 28b .
[3] Kenneth Bailey (2009). “El hijo pródigo. Lucas 15 a través de la mirada de campesinos de Oriente Medio”. 
[4] Talmud de Jerusalén, Kiddushin 1.5. 
[5] Kenneth Bailey (2009). “El hijo pródigo. Lucas 15 a través de la mirada de campesinos de Oriente Medio”. 
[6] Craig Keener (2003). “Comentario del Contexto cultura de la Biblia, Nuevo Testamento”. 
[7] “¿Ha oído hablar alguna vez de la ceremonia del Kezazah?”. CrossExamined.org . Disponible en https://es.crossexamined.org/ha-oido-hablar-alguna-vez-de-la-ceremonia-del-kezazah/