¿Quién alimentó a Elías en el desierto: "cuervos" o "árabes"?


Uno de los grandes hombres de Dios en la Biblia fue el profeta Elías. Su ministerio estuvo caracterizado por grandes milagros, como levantar muertos, traer fuego del cielo, o hacer que la lluvia no cayera sobre la tierra. Uno de estos milagros incluye a los cuervos, los cuales fueron usados por Dios para alimentar al profeta Elías en el desierto. La Biblia dice:

“Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. (…) Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. ” (1 Reyes 17:3-4,6)

Sin embargo, aunque este milagro nos muestra cómo Dios puede utilizar incluso a los pájaros como instrumentos divinos, algunos estudiosos han sugerido que Elías realmente no fue alimentado por “cuervos”, sino por “árabes”. Ponen en duda que la palabra hebrea ‘rbym (ערבים) usada en el relato de Elías pueda significar “cuervos”. Como el hebreo antiguo contenía solo consonantes, sin vocales escritas, una misma palabra puede tener múltiples significados dependiendo de las vocales con que se pronuncia. Así por ejemplo, la palabra hebrea ‘rbym puede pronunciarse ‘orebiim que significa “cuervos”, pero también ‘arabiim que significa “árabes”.

Dada esta ambigüedad, los argumentos a favor de los “árabes” (‘arabiim) parecieran tener más sentido que la historia donde unos cuervos alimentan a Elías. Para empezar, los cuervos eran animales ritualmente impuros (Levíticos 11:13,15), por lo que un profeta de Dios difícilmente habría tenido contacto con ellas. Además, si los cuervos le hubiesen traído comida, lo más probable es que hubiese sido carroña, algo que estaba prohibido comer (Éxodo 22:31).

Segundo, porque lo más probable es que el valle de Querit donde estaba Elías, se haya encontrado al lado este del río Jordán, limitando con las tierras de los árabes y beduinos. La dieta típica de los beduinos del desierto era precisamente “pan y carne”, con la que fue alimentado Elías. Incluso, otros sugieren que aún la palabra ‘orebiim podría referirse a los “orebitas”, árabes negros que habitaban una antigua ciudad llamada “Oreb” cerca del río Jordán (Jueces 7:25).

Y tercero, esta historia parece tener un paralelo con las historias que le siguen. En el primer caso, ofrecería un paralelo con la historia de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:8-15). En ambos casos Dios habría utilizado a extranjeros para ayudar a un profeta de Israel: primero los árabes, y luego una viuda extranjera. Esto podría indicar una crítica a la apostasía de Israel, que en ese momento perseguía a sus propios profetas. Y en un segundo caso, ofrecería un paralelo con la historia de Abdías y los cien profetas (1 Reyes 18:4). Mientras que Elías se “escondió” y luego Dios lo “sustentó”, también Abdías “escondió” y “sustentó” a cien profetas de Dios. Los términos hebreos “esconder” y “sustentar” aparecen en el mismo orden, sugiriendo en ambos casos que Dios utilizó seres humanos para “esconder y sustentar” a sus profetas ("The Theology of the Book of Kings", Keith Bodner)

Entonces, ¿es posible que el milagro de los cuervos alimentando al profeta Elías sea sólo una malinterpretación? Pues, aunque los argumentos a favor de los “árabes” parecen convincentes y lógicos, no son concluyentes. Si bien, algunos estudiosos modernos tienen dudas respecto de la pronunciación y el significado de la palabra ‘rbym (ערבים) en hebreo, para los judíos estas dudas nunca han existido. Cuando los escribas judíos del siglo VIII y X (“masoretas”) agregaron por primera vez las vocales en las Escrituras, escribieron la palabra ‘rbym como ‘orebiim (עֹרְבִ֗ים), que significa “cuervos”. Debemos recordar que la pronunciación de cada palabra hebrea de las Escrituras fue meticulosamente preservada por una cadena ininterrumpida de tradición transmitida oralmente de generación en generación. Los masoretas escribieron esta palabra tal como había sido pronunciada por los judíos durante siglos ("¿Cuervos o beduinos", Eric Richter).

Pero la evidencia a favor de la palabra “cuervos” es mucho más antigua. Entre los siglos II y III a.C. las Escrituras hebreas fueron traducidas al griego, en una versión que se conoce con el nombre de “Septuaginta”, por haber sido traducida por un grupo de setenta eruditos judíos. Estos eruditos trabajaron para dar el significado correcto de cada palabra hebrea en el idioma griego. Así que, cuando tradujeron la palabra hebrea ערבים, decidieron usar la palabra griega “korazin” (κόραξιν), que significa “cuervos”. Por lo tanto, los primeros traductores judíos también entendían que la historia de Elías hablaba de cuervos reales.

Por otra parte, las interpretaciones judías también enseñan que Elías fue alimentado por cuervos. Incluso el historiador Josefo, contemporáneo de Jesús, respaldó esta creencia al escribir que “[Elías] hizo su hogar junto a un arroyo que también le daba agua para beber; y, acerca de su alimento, los cuervos se lo traían cada día” (Antigüedades judías, 8.319).

El Midrash cuenta que cuando Noé envió un cuervo con la misión de buscar un lugar seco (Génesis 8:7), el ave se habría quejado por haber sido escogida, y no queriendo salir se dedicó a sobrevolar el Arca. Noé se enojó y no quiso que el cuervo entrara nuevamente al Arca, argumentando que los cuervos no tenían ningún valor. Entonces Dios le habría reprochado diciendo: “Los cuervos serán necesarios en el futuro para proveer de alimento al profeta Eliahu durante una época de sequía. Volarán diariamente desde el palacio del Rey Iehoshafat hasta el rio K’rit y le proveerán de pan y carne de la cocina del rey” (BT Sandhedrin 110). Los rabinos judíos enseñan entonces que en el tiempo de Noé, “cuando la lluvia de los cielos fue detenida” (Génesis 8:2), el cuervo no tuvo éxito en su misión, pero en el tiempo de Elías, cuando también “no había lluvia ni rocío” por la sequía (1 Reyes 17:1), el cuervo esta vez tuvo éxito al ser enviado a alimentar al profeta (“The misión of the raven”, David Marcus).


Cuando se consideran todas estas evidencias, los argumentos a favor de los “árabes” parecen no tan contundentes. Por ejemplo, la cercanía del arroyo de Querit con la frontera beduina no es una evidencia definitiva para afirmar que los beduinos alimentaron a Elías. De hecho, ni siquiera se conoce la ubicación exacta del arroyo. La ciudad de “Oreb”, cuyos supuestos habitantes eran los “orebitas”, también carece de fundamento histórico.

Además, se señala que los cuervos podrían haber llevado a Elías comida ritualmente impura, tal vez carroña que estaba prohibida en la Torá. La Biblia, sin embargo, señala que los cuervos le llevaban “carne y pan”. La tradición judía, además, cree que los cuervos traían esta comida desde la mesa del propio rey Josafat (Midrash Bereshit). Cualquiera sea el caso, los cuervos no tenían manera de conseguir carne y pan por su propia cuenta. Más bien, la Biblia parece indicar que el alimento provenía directamente de Dios (Job 38:41, Lucas 12:24).

También se señala que el cuervo es un animal inmundo según las leyes judías, por lo que Elías habría evitado todo contacto con ellos. Si bien, tocar un animal muerto o comer de su carne estaba prohibido, tocar un pájaro vivo no habría hecho a Elías ritualmente impuro (“tameh”), aun si se trataba de un animal inmundo como el cuervo. Pero tampoco es un argumento sólido descartar que los cuervos hayan alimentado a Elías sólo porque eran animales impuros. De hecho, en otras ocasiones Dios también permitió a otros profetas lidiar con la impureza, como el profeta Ezequiel, quien tuvo que cocinar con excremento (Ezequiel 4:12-15), o el profeta Oseas, quien tuvo que casarse con una prostituta (Oseas 1:2).

Cabe entonces preguntarnos, ¿por qué Dios envío específicamente cuervos, que eran considerados animales inmundos, para sostener a Elías en el desierto? La Guemará enseña que Elías habría decretado la sequía durante el tiempo del rey Acab, porque pensaba que aquella generación no tenía ningún valor. Pero los cuervos vinieron a recordarle que Noé había cometido el mismo error con ellos al negarle cualquier valor (Masejet Pesajim 113b). Si una especie tan cruel como el cuervo tenía misericordia de él, entonces Elías también debía mostrar misericordia con Israel (“Mezudath David”, Yechiel Altshuller).