El "Nuevo Nacimiento" desde la perspectiva judía


Normalmente pensamos que el concepto “nacer de nuevo” apareció por primera vez en el Nuevo Testamento cuando Jesús y Nicodemo hablaron acerca del “nuevo nacimiento”. Algunos entonces aseguran que este concepto se originó en el cristianismo. Decimos, pues, que nacer de nuevo es una experiencia que sólo vive el cristiano. Pero estamos muy equivocados. En realidad este concepto se había originado en el judaísmo mucho tiempo antes.

Un judío consideraba que podía experimentar un nuevo nacimiento durante muchas etapas de su vida. Se dice incluso que los judíos nacen todos los días. Para un judío el nuevo nacimiento era un cambio de estado importante en su vida. Así pues, el nuevo nacimiento es un concepto originalmente judío.

La primera referencia de un nuevo nacimiento en la vida de un judío se remonta a la época de Moisés. Cuando los judíos se encontraban en el desierto y comenzaron el censo de los levitas dice la Biblia: “Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí” (Números 3:1). El relato comienza con el conteo de los “descendientes de Aarón y Moisés”, pero si leemos cuidadosamente notaremos que sólo se mencionan los hijos de Aarón. Entonces, ¿Por qué la Biblia dice que los hijos de Aarón también son hijos de Moisés? ¿Cómo se explica esto?

Sabemos que Moisés instruyó en la Torá a los hijos de Aarón cuando “Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí”. Según el Talmud, “todo aquel que enseña Torá al hijo de su compañero la Escritura lo considera como que lo hubiera hecho nacer de nuevo” (chabad.org). Los sabios judíos creen que aprender la Torá cambia la vida de un judío hasta el punto de transformarlo en una nueva persona. Dado que los hijos de Aarón aprendieron la Torá con Moisés, la Escritura los considera también como hijos de Moisés, quien los hizo nacer de nuevo.


Otra referencia bíblica de un nuevo nacimiento en la vida de un judío la encontramos en los Salmos. Los judíos creían que cuando un hombre era coronado rey también experimentaba un nuevo nacimiento (“Life and Times of Jesus the Messiah”, Alfred Edersheim). Un judío es un ciudadano común durante toda su vida, pero cuando se convierte en rey asume la responsabilidad de toda una nación. Se decía entonces que era un nuevo hombre. El Salmo 2 dice lo siguiente: “Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy” (Salmo 2:7). Si bien este salmo habla del reino del Mesías, también habla del reinado de David. Cuando David asume como rey, la Escritura afirma que Dios lo había “engendrado”. Había nacido de nuevo.

Pero cuando se hablaba de un “nuevo nacimiento” en la cultura judía, generalmente se pensaba en la conversión de un gentil al judaísmo (Encyclopedia Judaica: Vol. 13). Cuando un prosélito dejaba sus dioses e ídolos y aceptaba los preceptos de la Torá y al Dios de Israel, debía realizar un ritual de inmersión completa en agua llamada tevilá (tevilah). Esta inmersión se realizaba en una fuente natural de agua que constantemente esté fluyendo, como por ejemplo un río, y que los judíos llamaban mikvé (mikveh). En lenguaje rabínico, las aguas del mikvé representan el útero. Así que cuando un gentil entraba a las aguas del mikvé es como si entrara al vientre de la madre, y cuando salía del agua es como si saliera del útero y hubiera nacido de nuevo. Se dice entonces en el judaísmo que estos nuevos convertidos son como “criaturas recién nacidas”.


También se dice que las aguas del mikvé representan la tumba. Cuando un gentil baja por las escalas del mikvé es como si descendiera a una tumba, y cuando se encuentra bajo el agua entra a un estado de muerte, un lugar donde no puede respirar. Pero cuando sale del agua y vuelve a respirar es como si hubiera vuelto a vivir, esta vez como una nueva persona (Romanos 6:4; Colosenses 2:12).

De manera que, el concepto “nacer de nuevo” era algo muy conocido por los judíos en el siglo I. Y en la historia de Jesús y Nicodemo, creemos que Nicodemo no sabía lo que era el nuevo nacimiento, pero en realidad sí lo entendía. De hecho, Jesús asume que un rabino como Nicodemo debía saberlo: “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” (Juan 3:10).

Pues bien, en la época de Nicodemo había muchas maneras de nacer de nuevo. Por ejemplo, cuando un judío cumplía los 13 años de edad se decía que nacía de nuevo, pues a esa edad se consideraba que un niño se transforma en adulto. Ya es responsable de sus actos (y no sus padres). También es responsable de cumplir los mandamientos. Es el primer nuevo nacimiento en la vida judía (posteriormente se agregó la tradición del Bar Mitzvá, la cual no existía en la época de Nicodemo).

El matrimonio también es considerado un nuevo nacimiento en la teología judía. Cuando un judío cambia su estado de soltero a casado, se dice que ha vuelto a nacer. Su vida de soltero es totalmente distinta a su vida de casado. Es una nueva vida. Y dado que es un cambio importante de vida se simbolizaba con la entrada de los novios a la mikvé. En tiempos bíblicos la novia se sumergía a las aguas del mikvé para simbolizar su entrada a una nueva vida (Efesios 5:25-26).

Se dice que cuando un judío se vuelve rabino también experimenta un nuevo nacimiento (“Peninim on the Torah”, A.L. Scheinbaum). Cuando un judío concluía sus estudios de la Torá en una escuela rabínica (yeshivá), y un rabino le daba la autoridad para ejercer como tal (smijá), el cambio de estado en la vida de un judío era tan importante que se dice que ha vuelto a nacer. En la cultura judía, sólo un rabino está autorizado para enseñar. Nadie puede enseñar ni opinar en presencia de un rabino. Así que, cuando un judío recibe el título de rabino, su vida cambia radicalmente, pues pasa de ser un simple aldeano a ser el responsable de interpretar y enseñar la Torá a toda una comunidad judía.

Pero cuando el rabino se transforma en jefe de una escuela rabínica, se dice que ha vuelto nuevamente a nacer, pues ahora no sólo es responsable de enseñar a una ciudad o aldea, ahora es responsable de enseñar a los candidatos rabínicos, quienes a su vez enseñaran a las masas. Ha asumido una responsabilidad aún mayor, y por lo tanto, su estado de vida cambia totalmente como si fuera una nueva persona.


Así que Nicodemo estaba familiarizado con el concepto de nuevo nacimiento. Por ello, quedó sorprendido cuando Jesús le dice que debía nacer de nuevo para participar del Reino de Dios.

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (Juan 3:4)

Sabemos que cuando Nicodemo cumplió 13 años había nacido de nuevo al convertirse en adulto. Sabemos también que estaba casado, pues era uno de los requisitos para ser miembro del Sanedrín (Juan 7:50-51). Por ende, su matrimonio fue un nuevo nacimiento en su vida. También había nacido de nuevo al recibir la ordenación rabínica. Y finalmente, sabemos que era jefe de una yeshivá, pues era un “HaRav”, un “maestro de Israel” (Juan 3:10). Así que cuando fue ascendido a jefe de una academia rabínica había experimentado un nuevo nacimiento.

Es por esto que Nicodemo no pregunta a Jesús acerca del significado de nacer de nuevo, pues ya lo comprendía. Lo primero que Nicodemo pregunta es acerca de experimentar un nuevo nacimiento a una edad avanzada: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?” Nicodemo había nacido de nuevo muchas veces en su vida. Había experimentado todos los nuevos nacimientos según la teología judía. No le quedaba otra experiencia similar por vivir. Así que la única manera posible de nacer de nuevo otra vez era reiniciar su vida desde el vientre materno y comenzar nuevamente todo el ciclo.

Pero también hay que considerar que en la mentalidad judía existía la idea de que el Reino de Dios había sido prometido exclusivamente a los judíos (Lucas 3:8). Así que Nicodemo enseñaba que todo judío tenía participación del Reino venidero de Dios, y cualquiera que no fuera judío debía nacer de nuevo al judaísmo para entrar. Pero Jesús le dice para entrar en el Reino de Dios era necesario nacer de nuevo. Sin duda, esta declaración maravilló a Nicodemo, pues todo lo que había aprendido en su vida estaba equivocado. Así que desde su perspectiva judía, Nicodemo esencialmente le preguntó a Jesús "¿cómo podía volverse judío si ya había nacido judío?"

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.” (Juan 3:5-7)

Jesús le dice que para entrar en el Reino de Dios debía “nacer del agua y del Espíritu”. Los judíos usaban el lenguaje “nacer de agua” para referirse al nacimiento natural (en referencia al líquido amniótico en el vientre materno) (hadavar.org). Así que, el nacimiento físico no es suficiente para entrar al Reino de Dios, pues lo que es nacido de la carne, carne es (1 Corintios 15:50). Para Nicodemo el haber nacido físicamente, y haber nacido judío, no era suficiente para entrar al Reino. También debía nacer del Espíritu y ser transformado en una nueva criatura (2 Corintios 5:17).