Adán y la verdadera evolución humana

Siempre ha existido la interrogante acerca de nuestros ancestros. ¿Cómo era el primer hombre en la Tierra? La Revista National Geographic, en su edición de Agosto de 2003, publicó en su portada la fotografía de lo que sería uno de los primeros hombres en la Tierra. ¿Será este realmente nuestro ancestro?


Desde el punto de vista científico, la Teoría de la Evolución nos trata de explicar que el primer "humano" fue un animal parecido a un mono con pocas capacidades de razonamiento, que apenas podía caminar erguido y que evolucionó hacia un ser complejo en racionamiento e inteligencia. Por años, muchos han presentado "evidencias" de lo que aseguraban eran nuestros ancestros, los primeros humanos sobre la Tierra con este aspecto, pero con el paso del tiempo resultaban ser sólo fraudes arqueológicos.


Pero desde el punto de vista bíblico el primer hombre en la Tierra, Adán, fue muy distinto a lo que los científicos proponen. Y no solamente eso, sino también era miles de veces superior en todo sentido a nosotros. Con mucha seguridad podemos afirmar que Adán era muy diferente a nosotros, ya sea desde el punto de vista físico como del intelectual, pero a causa del pecado comenzó a "evolucionar" y a disminuir en capacidades hasta llegar al hombre de hoy, lo que contradice la ciencia. 

En la actualidad existen enfermedades, obesidad, calvicie, enanismo y otros defectos físicos. Adán no sufría de ninguna de ellas, puesto que al ser creado directamente por Dios disponía de un ADN perfecto, características físicas perfectas y un estado de salud perfecto. Pero Adán no sólo físicamente nos superaba sino también intelectualmente. Se estima que los más brillantes genios sólo han usado un pequeño porcentaje de su potencial intelectual. 

Pero Adán pudo haber usado su cerebro al 100%. Se estima que somos sordos al 98% de los sonidos de la naturaleza y un 95% ciegos a toda la variedad de colores que existe en nuestro mundo, pero todos los sentidos de Adán estaban en completa perfección. 

Pero no sólo sus cinco sentidos estaban bien afinados, sino también pudo haber tenido poderes extrasensoriales. Las partes del cerebro que ahora no usamos, en Adán pudieron haberle permitido comunicarse con la naturaleza completa. Tanta capacidad tenía que incluso podía hablar con animales (Génesis 3:1,2) y darle órdenes para hacer lo que él les pidiera (Génesis 1:28) tal como lo hizo el segundo Adán, Jesús, con los peces (Mateo 17:27). Su lenguaje era tan avanzado que pudo dar nombre a todos los animales en un día (Génesis 2:19), lo cual exigía un vocabulario muy avanzado. Los primeros hombres, a diferencia de lo que indican los científicos, eran de una avanzada capacidad intelectual, muy superior a la nuestra. 

Este artefacto es una campana encontrada en EE.UU. en 1944 dentro de un trozo de carbón. Fue datado en el periodo carbonífero (250 millones de años atrás), lo cual es imposible según la Teoría de la Evolución, pues el hombre supuestamente no había aparecido. Pero destruye totalmente nuestra imagen de que los primeros humanos fueron homínidos que apenas estaban desarrollando su cerebro, pues este artefacto muestra un trabajo refinado de aleación de metales aún desconocida en la actualidad. Los primeros hombres eran inteligentísimos, pues ya trabajaban metales (Génesis 4:22).

 
Sin embargo, con la caída de Adán y el pecado, el hombre comenzó a experimentar una "evolución" hasta el día de hoy. Si en el principio el hombre era gigante de 3 metros como los que describe la Biblia, al día de hoy el humano mide en promedio entre 1,75 y 1,80 metros de altura. Las enfermedades comenzaron a surgir y comenzaron a aparecer errores en el código genético. 

Y si bien, Adán era un genio superior mil veces superior a los más brillantes genios de la Historia como Isaac Newton o Albert Einstein, ahora el hombre fue perdiendo gradualmente su potencial. Ahora no tenemos la brillantez de Adán. Se ha estimado que nosotros sólo usamos una fracción de todo nuestro potencial intelectual. La Biblia misma indica que por causa del pecado nuestras mentes comenzaron a disminuir en potencial y a ser reprobadas (Romanos 1:21-28). Terminaron siendo muy distintas a las que tuvo Adán y Eva. 

Además, los primeros hombres vivían cientos de años por las condiciones climáticas y por su ADN perfecto, pero a causa del pecado - enjuiciado por el Diluvio - cambiaron estas condiciones de vida, lo que provocó que el hombre viviera cada vez menos años (Génesis 6:3), llegando en la actualidad a los 80 años en promedio (en países como Japón). 

Como vemos, el primer ser humano que apareció en la Tierra no sólo no era un animal recién aprendiendo a comunicarse y a caminar en dos pies, sino que era más inteligente y saludable que nosotros pues fue creado por Dios. La imagen de abajo, extraída de una página creacionista, aunque es una parodia a la teoría de la evolución, refleja muy bien los cambios bíblicos del hombre (con excepción del último por supuesto). Y a pesar de todo esto, el hombre aún continúa teniendo una inteligencia asombrosa, capaz de llegar a la luna, descubrir los misterios del universo, crear computadoras y robots y muchas otras maravillas. ¿Qué piensas tú? ¿Es tu tatarabuelo un mono? ¿O eres una creación que estaba en la mente de Dios antes que existiera el mundo?