Luego de perseguir a los filisteos y siendo avisado
del lugar donde estaba David, el rey Saúl decide ir a buscarlo al desierto de
En-gadi para matarlo. La Biblia nos dice:
"Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva." (1 Samuel 24:3)
Tradicionalmente
se nos dice que Saúl entró a dormir a la cueva, pero un estudio un poco más
profundo del lenguaje judío de aquel tiempo nos hará entender que Saúl no entró
a la cueva para esto. La frase “cubrir los pies” (del hebreo “le-hasek
et-raguelav”) era un eufemismo judío para
expresar de manera más suave el acto de “defecar”. Otras versiones de la Biblia
son un poco más explícitas. Por lo tanto, Saúl entró a “hacer sus necesidades”
solo a la cueva, con sus tres mil soldados esperándolo afuera. Sin duda, era la
oportunidad para que David, quien estaba escondido dentro, pudiera haberlo
matado.
Otro caso similar ocurre cuando Aod se presenta ante
el rey Eglón para entregarle un presente de parte de los israelitas, y teniendo
la oportunidad de estar a solas con él, le quita la vida con un puñal de dos
filos que llevaba escondido entre sus vestidos. La Biblia nos dice:
"Cuando él hubo salido, vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano." (Jueces 3:24)
Cuando
los siervos dijeron que el rey “cubre sus pies en la sala de verano”, ellos
pensaron que estaba “haciendo sus necesidades”, puesto que estaba encerrado en
su cuarto y salía olor a estiércol, puesto que había sido apuñalado tan fuerte
por Aod en el vientre que le rompió los intestinos dejando salir su propio
excremento (Jueces 3:22).
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