¿Existe una línea sanguínea entre David y Jesús?


En el Nuevo Testamento encontramos dos genealogías de Jesús, una en Mateo 1 y la otra en Lucas 3. En ellas vemos que Jesús es descendiente de David. Sin embargo, se observa un gran problema. Dado que en ambas genealogías Jesús desciende de José, y José no era su padre biológico, entonces no es posible encontrar un parentesco sanguíneo entre David y Jesús. Así los rabinos judíos dicen que son las propias genealogías del Nuevo Testamento las que descartarían a Jesús como el Mesías, ya que en ellas Jesús no tendría consanguinidad con David como lo dicen las profecías (2 Samuel 7:12-16). Pero, al mismo tiempo, Pablo escribe que Jesús “era del linaje de David según la carne” (Romanos 1:3). Entonces debemos preguntarnos, ¿es Jesús un descendiente sanguíneo de David?

Como respuesta, existe una interpretación tradicional que afirma que Mateo escribió la genealogía de Jesús por el lado de José, y Lucas por el lado de María. Esto explicaría los diferentes nombres en cada una de ellas. En Lucas se menciona a José como “hijo de Elí” (Lucas 3:23). Pero según el Talmud de Jerusalén, Elí era verdaderamente el padre de María (Hagiggah 77d). Así es que Lucas estaba escribiendo la genealogía de María, pero como las genealogías judías solo mencionan hombres, Lucas menciona a José en vez de María. Y según las costumbres judías, José también era “hijo de Elí”, ya que se casó con su hija María.


Así, esta interpretación solucionaría el problema de la descendencia davídica, ya que en ella Jesús sería descendiente sanguíneo de David por el lado de su madre. Pero esto a su vez provoca un nuevo problema. En Lucas, Jesús desciende de David por la línea de Natán (Lucas 3:31-32). Pero David heredó su trono a la descendencia de Salomón, no a la descendencia de Natán. Esto descalificaría a Jesús para heredar un reinado mesiánico. Entonces, ¿puede Jesús reclamar el trono de David?

Por estas razones, aun cuando se ha aceptado que la genealogía de Lucas corresponde a la línea de María, los argumentos para sostener esta idea son débiles. Aunque el Talmud menciona a “María” como hija de “Elí”, el texto realmente se refiere a la hija de un tal Eli Bitsalim, vista en un sueño por un hombre santo judío, por lo que no existe posibilidad de identificar a esta María con la María bíblica (Revista Bíblica). Además, difícilmente los primeros lectores de Lucas, quienes no tenían la genealogía de Mateo, habrían entendido que esta genealogía era de María, aun cuando José es explícitamente mencionado y el nombre de María está totalmente ausente en el texto.

Otros han intentado armonizar ambas genealogías explicándolas con matrimonios por leviratos. Así pues, Jacob y Elí habrían sido hermanos, y como Jacob habría muerto sin hijos, su hermano Elí se habría casado con su viuda con la cual habría tenido a José, “hijo de Elí” naturalmente (Lucas 3:23), pero “hijo de Jacob” legalmente (Mateo 1:16). Así es que podrían existir dos árboles genealógicos diferentes de José, una con hijos legales como en Mateo, y otra con hijos naturales como en Lucas. Sin embargo, esta explicación es demasiado especulativa y obliga necesariamente a forzar el texto. Entonces, ¿cómo se explican dos genealogías distintas de José? ¿Cómo se demuestra un parentesco sanguíneo entre David y Jesús?

Pues, aunque la interpretación tradicional de dos genealogías por líneas diferentes ha sido aceptada, un estudio profundo del Nuevo Testamento nos hará comprender que la genealogía de María no se encuentra en Lucas, ¡sino en Mateo! Leamos detenidamente el evangelio de Mateo:

“y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.” (Mateo 1:16)

En la genealogía de Mateo, la palabra “marido” es traducida del griego “aner”, que significa literalmente “hombre”. Puede referirse a un “hombre, padre o esposo” dependiendo del contexto. Por lo tanto, la palabra es ambigua. Por esta razón, ha habido mucho debate para traducirla correctamente. Sin embargo, muchos investigadores han encontrado que su real significado podría no ser “marido”, sino “padre”, como lo sugiere la versión aramea del Nuevo Testamento.

En arameo, la palabra “marido” se traduce de la palabra “gowra”, que puede referirse a un “hombre, padre o esposo” dependiendo del contexto. Pero en este caso, hay tres razones por la cual necesariamente debe significar “padre”: Primero, porque la palabra “gowra” se encuentra en el contexto de una genealogía, donde hay “padres” o “hijos”, no “maridos”. Segundo, porque la palabra aramea para “marido” no es “gowra”, sino “bala”, tal como se usa en Mateo 1:19 en el contexto del matrimonio entre José y María. Y tercero, porque la palabra “gowra” literalmente significa “hombre poderoso”, que en la antigüedad era el título para referirse al “padre de un clan familiar” (followingmessiah.org)

Así es que, si la palabra “aner” en realidad significa “padre”, entonces la genealogía de Mateo no incluiría a José “el marido de María” como generalmente se piensa, sino a otro José, el “padre de María”. Como el nombre “José” era muy común en la época del Nuevo Testamento, habría habido un alcance de nombre: José, el padre de María e “hijo de Jacob” (Mateo 1:16), y José, el marido de María e “hijo de Elí” (Lucas 3:23). De esta manera, la línea genealógica de Mateo, que comienza en Abraham, no terminaría en José, sino en María, “de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (Mateo 1:16). Por lo tanto, ¡la genealogía en Mateo sería de María!

Aunque las genealogías judías seguían los ancestros por la línea de los hombres, el caso del Mesías sería especial. Los antiguos sabios judíos creían que el Mesías no tendría un padre biológico (Genesis Rabbah of Rabbi Moshe haDarshan), por lo que la única manera posible de descender sanguíneamente de David sería a través de su madre. La Biblia, por otro lado, también profetizaba que el Mesías vendría de la “simiente de la mujer” (Génesis 3:15), y que nacería sobrenaturalmente de una virgen (Isaías 7:14). Por ello, Mateo comienza su evangelio con una genealogía de Jesús por la línea de una mujer, afirmando que ésta era la “genealogía de Jesús el Mesías” (Mateo 1:1).

Esta idea es apoyada por el hecho de que Mateo incluyó mujeres en su genealogía: Tamar (Mateo 1:3), Rahab (Mateo 1:5), Rut (Mateo 1:5) y la que fue mujer de Urías (Mateo 1:6). Si Mateo escribió la genealogía de Jesús por la línea de su madre, contrario a las genealogías judías que se hacían por el lado del padre, no habría mejor manera de reforzarla que incluyendo mujeres en su listado. Y así también lo entendían algunos padres de la Iglesia, como Clemente de Alejandría (Stromata, 21) y Victorino de Pettau (Apocalypsin 4.7-10), quienes sostenían que la genealogía de Mateo era de María. De esta manera, en la genealogía de Mateo se muestra a Jesús descendiendo sanguíneamente de David por la línea de su madre María.

Mateo también indica que hay 42 generaciones entre Abraham y el Mesías (Mateo 1:17). Pero si contamos cuidadosamente, considerando que la línea genealógica corresponde a José el marido de María, sólo hay 41 generaciones. Sólo si consideramos que la genealogía corresponde a la línea de María lograremos contar las 42 generaciones que Mateo señala (ourancientpaths.org). Por supuesto, hay muchas más generaciones entre Abraham y Jesús, pero Mateo omitió algunos nombres. Como los judíos consideraban a cualquier descendiente en la línea como “hijo”, Mateo omitió nombres de nietos y bisnietos, y consideraba tataranietos como “hijos” en su genealogía. Por ello es más corta que la genealogía de Lucas.


Por otra parte, la genealogía de Lucas corresponde a la línea de José. En ella, Lucas nos dice que Jesús era “hijo según se creía de José” (Lucas 3:23). José no era padre biológico de Jesús, aunque todos suponían que era su hijo (Lucas 4:22). En realidad, José era su padre legal. Un padre judío reconocía su paternidad legal cuando reconocía públicamente a su hijo y le daba nombre. La Mishná dice que “si un hombre dice ‘este hijo es mío’, hay que creerlo” (Baba Bathra, 8,6). Como José ejerce su derecho paterno al darle nombre a Jesús (Mateo 1:25), y la concepción divina ocurrió cuando José y María ya estaban casados (Mateo 1:18), José se convirtió en padre legal de Jesús. Aunque este concepto de paternidad es difícil de entender en Occidente, en Oriente un padre legal era considerado padre en todos los aspectos. Como José también era hijo de David (Mateo 1:20; Lucas 2:4), entonces Jesús tenía todos los derechos legales como descendiente de David.

Las genealogías hebreas eran documentos legales. Por ende, la genealogía de Jesús en Mateo demostraba su descendencia sanguínea de David, y en Lucas su descendencia legal. Y en la época de Jesús, los rollos genealógicos de Israel se encontraban disponibles en el Templo (oneforisrael.org). ¡Cualquiera podía revisarlos! Mateo y Lucas tuvieron que haber consultado estos registros para escribir sus respectivas genealogías. Lucas, por ejemplo, declara “haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen” (Lucas 1:3). Pero además, los primeros lectores judíos tenían la posibilidad de verificar si estas genealogías estaban correctas. Cualquier mínimo error hubiera sido advertido. Así es que nadie podía discutir que Jesús era descendiente de David, ¡ni siquiera los líderes religiosos de la época!