Luego de la crucifixión, el cuerpo de Jesús fue puesto en un sepulcro nuevo, cuya entrada fue asegurada con una gran piedra. Entonces los líderes judíos se reunieron con Pilatos para que la tumba tuviera la máxima seguridad posible y así impedir que los díscipulos, según ellos, robaran el cuerpo de Jesús y proclamaran la resurrección. Pilatos entonces procuró dos medidas. Primero, se envió una guardia, y segundo, se selló la piedra que tapaba la entrada del sepulcro. La Biblia dice:
"Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia." (Mateo 27:66)
¿Cuál era este sello? ¿Cuál era la importancia de ese sello? ¿Por qué se decidió sellar la tumba? Todos estos detalles los entregan los libros de Josh McDowell. En su libro "Nueva evidencia que exige un veredicto" nos explica que el sellado de la tumba consistía en una cuerda o soga que era atada cruzando la piedra que tapaba la entrada al sepulcro. La cuerda era adherida en los extremos de la roca por medio de un sello de arcilla (tal como en el foso de los leones, en Daniel 6:17). Estos sellos eran puestos en la presencia de los guardias romanos que testificaban de alguna manera el sellado y luego eran dejados a cargo de la vigilancia de la tumba.
La importancia de este sello radica en que representaba el poder del Imperio Romano, la ley romana. Así como para abrir testamentos en el siglo I era necesario romper el sello imperial, así también era necesario romper el sello romano para abrir el sepulcro de Jesús. No había manera de mover la piedra sin romper el sello, por lo que éste tenía la función de prevenir el robo del cuerpo de Jesús, tal como lo pensaban los líderes judíos (Mateo 27:62-66). Por esta razón se decidió a usar este sello.
El castigo por romperlo era brutal. En su libro "El Cristianismo: ¿Historia o Farsa?" se nos dice que una vez que el sello era roto, se llamaba al FBI del Imperio Romano para que entrara en acción. Ellos se preocupaban de buscar a los responsables de tal delito. Si eran capturados, el castigo era la crucifixión inmediata con la cabeza hacia abajo para que las entrañas bajaran hacia la garganta e hiciera el castigo más tortuoso. De esta manera la gente temía al rompimiento del sello, y mucho más los discípulos, quienes estaba escondidos por miedo a los judíos (Juan 20:19).
El evangelio de Mateo relata que la tumba de Jesús fue asegurada con el sello romano para demostrar que no podía haber una confabulación de los guardias ni tampoco la osadía de los discípulos por robar el cuerpo. De este modo, no había posibilidad de engaño en la resurrección de Jesús. Guardias romanos en el sepulcro, el rompimiento del sello y la tumba vacía demuestran irrefutablemente que Jesús resucitó de entre los muertos.