Salmo 23: Ungiendo las ovejas en Medio Oriente


Sin duda alguna, el Salmo 23 es el salmo de los salmos por excelencia. Es probablemente el salmo más conocido de la Biblia. Su escritor fue David. Sabemos que David era pastor de ovejas antes de convertirse en rey de Israel (1 Samuel 17:34). Así que cuando David escribe el Salmo 23, lo hacía conociendo muy bien el trabajo de un pastor de ovejas. Este salmo es, por lo tanto, una analogía donde Dios es nuestro pastor y nosotros las ovejas. Si bien, de esta manera podemos entender todo el salmo, en un versículo encontramos una extraña practica que realizaban los pastores de ovejas:

“Unges mi cabeza con aceite” (Salmo 23:5)

¿A qué se refería David? ¿Acaso un pastor ungía la cabeza de sus ovejas? Pues bien, aunque suene un poco raro, los pastores de la época de David ungían con aceite la cabeza de las ovejas para protegerlas de una particular enfermedad: la mosca de la nariz.

En los meses de verano y otoño el mayor peligro para una oveja eran las moscas. De hecho, existe un dicho entre los pastores que dice: “tiempo de verano es tiempo de moscas”. En esta época se ven muchos insectos zumbando alrededor de la cabeza de las ovejas intentando poner sus huevos. En efecto, muy pocas personas saben que un tipo de mosca pone sus huevos en la mucosa de la nariz de las ovejas. Una mosca puede llegar a depositar hasta 500 larvas en las membranas nasales de las ovejas. Luego, a los pocos días, estas larvas salen en forma de gusanos desde la nariz hacia la cabeza de las ovejas (“El Código del Espíritu Santo: Descubra las raíces hebraicas y la presencia histórica del Espíritu Santo”, Perry Stone).


Y cuando esto ocurre las ovejas sufren mucho dolor. Estas larvas se entierran en la carne provocando una intensa irritación acompañada de una severa inflamación. Por ello se podía observar muchas ovejas apretando los dientes y sacudir sus cabezas, golpeándolas contra un árbol o una roca, y en casos extremos la oveja podía matarse a sí misma en un intento por calmar el dolor. Cuando la infección había avanzado demasiado las ovejas incluso quedaban ciegas. Así que, cuando veían moscan volando alrededor de sus narices, las ovejas entran en pánico tratando de escapar de ellas. Algunas comienzan a correr, y algunas caen con el agotamiento. Sacuden su cabeza por horas, o se esconden en arbustos, dejando de pastar y perdiendo peso (A Sheepherd Looks at Psalm 23, W. Phillip Keller)

Pero en tiempos de David había un remedio casero para las moscas. Los pastores usaban aceite de oliva o aceite de linaza, y la mezclaban con alquitrán y azufre para untarla en la nariz de la oveja, o bien, ungir toda la cabeza de la oveja. El ungüento entonces funcionaba como un repelente para las moscas, y así no podían poner sus huevos en la resbaladiza lana de las ovejas.


En un sentido espiritual, las moscas representan los malos pensamientos que llegan a las mentes de los creyentes, las ovejas. Y estos pensamientos son los que inquietan a las ovejas, las hacen sufrir y hasta las pueden matar. También en la Biblia encontramos el origen de estas moscas. Uno de los nombres del diablo es Belcebú. Este nombre en hebreo es Baal-Zebub, que significa “el señor de las moscas” (Lucas 11:15-19). El diablo es quien envía estos pensamientos con el fin de atacar las ovejas y apartarlas del redil. Pero la unción del aceite, que en el Antiguo Testamento es símbolo del Espíritu Santo, nos protege y nos mantiene cerca del Pastor.

Pero el verano también era conocido por los pastores como el "tiempo de sarna". La sarna es una enfermedad irritante y altamente contagiosa entre las ovejas, que es causado por un parásito microscópico que prolifera en climas cálidos como el de Palestina, y que se propaga por contacto directo entre animales infectados y no infectados.

La sarna a menudo se encuentra alrededor de la cabeza. Como a las ovejas les encanta frotar sus cabezas, la infección se propaga fácilmente de una a otra. En el Antiguo Testamento, cuando se decía que los corderos sacrificados no debían tener defectos, el pensamiento más importante en la mente del escritor era que el animal debía estar libre de sarna (A Sheepherd Looks at Psalm 23, W. Phillip Keller).


Así que, al igual que con las moscas, el antiguo remedio para la sarna en Palestina era el aceite de linaza con azufre y algunas especies. Incluso muchos pastores sumergen las ovejas en este ungüento hasta dejarlas completamente empapadas. Aunque la cabeza tenía un tratamiento especial. Los pastores sumergen una y otra vez la cabeza de las ovejas para que la sarna pudiera ser sanada. Sintiéndose como una oveja en el redil, David escribía acerca de Dios: “Unges mi cabeza con aceite”.