¿Por qué Naamán pidió dos cargas de tierra a Eliseo?


En 2 Reyes encontramos una historia muy conocida. Naamán, general del ejército sirio, viajó hasta Samaria para visitar a Eliseo con la esperanza de que el profeta lo sanara de la lepra que padecía. Cuando se encuentran, el profeta le dice que debe sumergirse siete veces en el río Jordán para ser sanado. Entonces Naamán, no muy convencido, se sumerge en el río y al salir del agua sanó milagrosamente. Sin embargo, la historia finaliza con una extraña petición de Naamán: 

“Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿de esta tierra no se dará a tu siervo la carga de un par de mulas? Porque de aquí en adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni ofrecerá sacrificio a otros dioses, sino a Jehová.” (2 Reyes 5:17) 

Naamán le pide al profeta dos mulas cargadas ¡con tierra! Pero, ¿por qué Naamán pidió tierra? ¿Por qué llevar tierra desde Israel hasta Siria? En realidad, esto tiene que ver con las antiguas creencias del Cercano Oriente. En aquellos tiempos existía la creencia en “dioses territoriales” o deidades que operaban en determinadas regiones geográficas. En la Biblia, esta idea se encuentra en Deuteronomio 32:8-9, donde dice que Dios dividió las naciones “según el número de los hijos de Dios”. En la Torre de Babel, las naciones habrían sido divididas y entregadas a un “hijo de Dios” o “deidad” en particular, mientras que la nación de Israel era “la porción de Jehová” (Logos). Mientras que cada territorio tenía un dios, Jehová era el Dios de Israel. 

En el Antiguo Cercano Oriente se creía en una “geografía cósmica”. Mientras más se adentraba en el territorio de dominio de una deidad, menos poderosa se volvía cualquier otra deidad. Los judíos creían que, desde los límites de Israel hacia más adentro del territorio había mayor grado de santidad (Kelim 1.6-9). Por lo tanto, la fuerza de un dios dependía del territorio geográfico. Esto explicaría, por ejemplo, por qué Balac movía a Balaam desde una montaña a otra para maldecir a Israel (Números 22:41-24:10). Pensaba que solo necesitaba una mejor ubicación geográfica para operar (Sabbath Thoughts). 

Estas antiguas creencias explicarían la petición de Naamán. Naamán había comprendido que “no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel” (2 Reyes 5:15). Sin embargo, aunque cree que el Dios de Israel es el Dios verdadero, quizás pensaría que su dominio no se extendería en territorio sirio, donde operaba el dios Rimón (2 Reyes 5:18). Dado que Naamán ve la tierra de Israel como tierra santa y propiedad de Jehová, decide llevar un par de mulas cargadas con tierra de Israel para poder adorar a Jehová en tierra de Siria. Aunque no sabemos si esparció aquella tierra en su casa, Naamán quería hacerle saber a Eliseo que sólo ofrecería sacrificios al Dios de Israel ("The Unseen Realm", Michael Heiser).