Booz y la antigua ceremonia del zapato


Una de las costumbres más extrañas en la cultura judía se encuentra descrita en el libro de Rut. Cuando Booz llegó a un acuerdo legal con uno de sus parientes, el contrato no se cerró con una firma en un papel, o con un apretón de manos, sino más bien, ¡intercambiando un zapato! La Biblia dice:

“Había ya desde hacía tiempo esta costumbre en Israel tocante a la redención y al contrato, que para la confirmación de cualquier negocio, el uno se quitaba el zapato y lo daba a su compañero; y esto servía de testimonio en Israel. Entonces el pariente dijo a Booz: Tómalo tú. Y se quitó el zapato.” (Rut 4:7-8)

Generalmente se cree que Booz estaba negociando aquí el derecho de casarse con Rut. Se suele argumentar que cuando el pariente “fulano” se quitó el zapato, renunció a su derecho de casarse con Rut, permitiéndole a Booz ocupar su lugar. Así es que el ritual de quitarse el zapato del libro de Rut se confunde con el ritual del zapato de Deuteronomio 25, que describe la ley del matrimonio por levirato (“yibbum”). Esta ley exigía que si un hombre moría sin descendencia, su hermano debía casarse con la viuda para darle descendencia en su nombre. Este hermano se conocía como el “pariente redentor” (“yabam”). Pero si el hermano del esposo se negaba a casarse, la viuda le quitaba el zapato para liberarlo. Dado que el pariente de Rut se quitó el zapato, se suele afirmar que estaba haciendo el ritual de Deuteronomio. Sin embargo, hay algunos problemas para afirmar que el ritual del zapato del libro de Rut sea estrictamente el de Deuteronomio.

Primero, porque la ley exigía que la viuda debía casarse con el hermano de su esposo muerto (Deuteronomio 25:5), pero en el libro de Rut el pariente no era hermano de Mahlón, esposo muerto de Rut (Rut 4:10). En el mejor de los casos, era un pariente lejano. Segundo, si el cuñado no quería casarse, la viuda le quitaba el zapato (Deuteronomio 25:9), pero en el libro de Rut el pariente se quita voluntariamente el suyo. Tercero, la viuda debía escupir el rostro de su cuñado como símbolo de desgracia (Deuteronomio 25:9-10), pero en el libro de Rut este requisito de la ley judía ni siquiera se menciona. Cuarto, el hijo de un matrimonio por levirato sería descendencia del esposo muerto (Deuteronomio 25:6), pero en el libro de Rut leemos que el hijo del matrimonio entre Booz y Rut no era hijo de Mahlón, sino “hijo de Booz” (Rut 4:19).

Pero es el propio autor del libro de Rut quien nos aclara que la costumbre del zapato no tenía que ver el ritual del matrimonio por levirato, sino que con los contratos y con la confirmación de negocios (Rut 4:7). Cuando leemos detenidamente el libro de Rut, podemos ver que lo que realmente estaba en discusión no era el matrimonio con Rut, sino la compra de las tierras de Elimelec, que Noemí había puesto a la venta (Rut 4:3). La ley judía permitía vender una parte de las tierras de la familia en caso de pobreza, siempre y cuando fueran compradas nuevamente por un pariente cercano. Dado que la tierra había sido repartida entre las familias de Israel, la tierra debía permanecer en familia como herencia de Dios. Así que este pariente más próximo, quien tenía la capacidad económica de devolver la tierra a la familia, también se conocía como “el pariente redentor” (“goel”):

“La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo. Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión otorgaréis rescate a la tierra. Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido.” (Levíticos 25:23-25)

La Biblia nos dice que Booz quería redimir la tierra de la familia de Elimelec, pero había otro pariente más directo que él, que tenía la prioridad para comprar la tierra. Así que tuvo que negociar este derecho. En un principio, este pariente "fulano" había aceptado “redimir” y comprar la tierra (Rut 4:4). Lo que no sabía era que la tierra ¡no tenía herederos! Por ende, para redimir completamente la tierra a la familia, no sería suficiente con comprarla, pues a su muerte quedaría sin dueño. También necesitaba proveer un hijo que la heredara, para que así la tierra se mantuviera en propiedad de la familia por siempre. Y como Noemí no estaba en edad para procrear (Rut 1:12), debía casarse con Rut. Dado que estos hijos que nacerían heredarían la tierra en perjuicio suyo (Rut 4:5), el negocio no le resulta conveniente, por lo que renuncia a su derecho de redimir la tierra ¡entregándole su zapato a Booz! Pero, ¿por qué le entregó su zapato?


Pues, cuando el pueblo de Israel caminaba en el desierto en busca de las tierras que habían de heredar, la promesa de Dios era: “Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será vuestro” (Deuteronomio 11:24). De manera que el pie simbolizaba posesión sobre la tierra. En la antigüedad un hombre tenía el derecho legal sobre toda la tierra que podía pisar su pie. Por ello, cuando Dios le prometió a Abraham la tierra para él y su descendencia, tenía que caminar "por la tierra a lo largo de ella y a su ancho" (Génesis 13:17), para así tener el derecho legal sobre ella. Pero a su vez, si un propietario quería renunciar a su derecho legal y vender la tierra, entonces tenía que levantar su pie para que el nuevo propietario pusiera el suyo sobre ella.

Ya que las tierras se recorrían con sandalias, los zapatos se convirtieron en el título móvil de la tierra (“Comentario del contexto cultura de la Biblia A.T.”, Walton, Matthews y Chavalas). Y el “levantamiento del pie” se transformó en la ceremonia de “quitarse el zapato” como acto simbólico de “quitar el pie” para entregar el título de la propiedad (Ernest R. Lacheman, Journal of Biblical Literature 56, 1937). Así que, cuando el pariente se quitó el zapato (“halizah”) y se lo entregó a Booz, estaba renunciando voluntariamente al derecho de posesión de las tierras de Elimelec para entregárselo a Booz. Esta ceremonia era, por lo tanto, ¡un acto legal de transferencia de propiedad!