La Bestia de Siete Cabezas y el Imperio Revivido del Anticristo


El libro de Apocalipsis describe una misteriosa bestia de siete cabezas que sale desde el mar, y cuya identidad aún no se ha determinado con exactitud. En los últimos años, han surgido una serie de teorías que intentar explicar quién es esta bestia. Sin embargo, una en particular ha hecho que muchos estudiantes volvieran a tomar sus biblias y replantearse lo que hasta ahora sabían. Veamos lo que dice la Biblia: 

“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.” (Apocalipsis 13:1) 

Juan tuvo una visión de una bestia con siete cabezas y diez cuernos. Según el profeta Daniel, los diez cuernos representan diez naciones que conformarán el Imperio del Anticristo (Daniel 7:19-24). Pero, ¿qué representan las siete cabezas? El propio libro de Apocalipsis nos da la explicación: 

“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.” (Apocalipsis 17:9-10) 

Estas siete cabezas son llamadas “siete montes”. En un contexto bíblico profético, un “monte” es un símbolo que representa un imperio, un reino o una autoridad establecida (Jeremías 51:25; Daniel 2:44-45). Por tanto, estas siete cabezas son siete imperios en toda la historia hasta la segunda venida de Jesús. Ahora bien, ¿cuáles son estos imperios? 

Primero, debemos considerar que las profecías bíblicas siempre están ligadas con Medio Oriente y especialmente con Israel. La clave del fin de los tiempos se encuentra en Israel. Este punto es importante, pues debemos entender que las profecías bíblicas no apuntan a Occidente, Europa o Estados Unidos. Cualquier teoría que se relacione con Occidente es un concepto ajeno a las Escrituras. Las siete cabezas de la bestia de Apocalipsis 13 deben ser, por tanto, siete imperios sucesivos que dominaron Medio Oriente, pero particularmente Israel. 

La Biblia, pues, registra la identidad de estos imperios que dominaron la tierra de Israel. El primero, el Imperio Egipcio, desde la época en que José llevó a los israelitas a Egipto, hasta la época cuando Moisés los sacó (Éxodo). El segundo, el Imperio Asirio, que asoló las ciudades del norte de Israel y culminó con la diáspora judía (2 Reyes y 2 Crónicas). El tercero, el Imperio Babilónico, que acabó con el Imperio Asirio, y desterró a los israelitas de Jerusalén y Judá en una segunda diáspora (2 Reyes, 2 Crónicas y los Profetas). El cuarto, el Imperio Medo Persa, dirigido por Ciro el Grande, que derrotó al Imperio Babilónico e inició las reformas para la reconstrucción del Segundo Templo Judío (Esdras y Nehemías). Y el quinto, el Imperio Griego (Daniel y los apócrifos Macabeos). Cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, estos “cinco imperios habían caído” (“El octavo reino”, Perry Stone). Apocalipsis también describe que el sexto imperio estaba dominando en los días de Juan, mediante la frase “uno es”. Este era el Imperio Romano. 


Para la época de Juan, el séptimo imperio “aún no había venido”. Pero además nos dice que el séptimo imperio “que era, y no es, es también el octavo” (Apocalipsis 17:11). En otras palabras, Juan describe que el séptimo imperio “que existió, y dejó de existir, se levantará nuevamente como un octavo imperio”. El octavo imperio será la resurrección del séptimo imperio. Por lo tanto, la identidad del pasado séptimo imperio nos permitirá identificar el futuro imperio del Anticristo. ¿Quién, pues, fue la séptima cabeza de la bestia? 

Existen muchas teorías acerca de la identidad del séptimo imperio. Dada la naturaleza antisemita del tercer Reich alemán, algunos maestros han especulado que Alemania era el séptimo imperio, y que volverá como el octavo. En tanto, otros especulan que el octavo imperio será el Imperio Británico revivido o quizás la Unión Soviética revivida. 

Pero la opinión popular sostiene que el imperio revivido del Anticristo será el Imperio Romano. Sin embargo, existe una dificultad con esta postura. Si el Imperio Romano es la sexta cabeza de la bestia, y también la octava, ¿qué pasa con la séptima cabeza? Según esta teoría, el Imperio Romano debería ser el sexto, séptimo y octavo imperio. Sin embargo, podemos observar que cada uno de los anteriores imperios fueron sucedidos por otro mayor que los derrotó, y este patrón siempre se mantuvo (“The Islamic Antichrist”, Joel Richardson). Si el Imperio Romano fue la sexta cabeza de la bestia, entonces la séptima cabeza debe ser el imperio que derrotó al Imperio Romano. Pero ¿quién fue este imperio? 

Generalmente se cree que el Imperio Romano nunca fue derrotado militarmente por otro ejército, y que después de decaer gradualmente su fin llegó con la invasión de las tribus germanas en el 476 d.C. Sin embargo, esta invasión solo logró derrotar la parte occidental del Imperio. El Imperio Romano había trasladado su capital y su trono desde Roma a Constantinopla en el año 330 d.C. y luego se había dividido en una parte occidental y otra oriental en el 395 d.C. Aunque había caído la parte occidental en el año 476 d.C. el Imperio Romano continuó dominando Oriente Medio por otros mil años, hasta cuando Constantinopla cayó en manos de los turcos otomanos en el año 1453 d.C. 


Algunos occidentales ignoran que los turcos otomanos forjaron un gran imperio en Medio Oriente, lográndose expandir desde el norte de África, Oriente Medio, Turquía y el sur de Rusia. En un tiempo, el Imperio Turco Otomano fue tan grande como el Imperio Romano (“El octavo reino”, Perry Stone). La historia nos dice que los propios otomanos se consideraban los legítimos sucesores del Imperio Romano. Cuando el líder otomano Mehmed II conquistó Constantinopla reclamó ser el heredero legítimo del Imperio Romano y adoptó el título de “César romano” (“Mehmed II”, Encyclopedia Britannica). La victoria otomana en Constantinopla puso fin al Imperio Romano, y convirtió al Imperio Turco Otomano en la séptima cabeza de la bestia. 

La creencia popular sugiere que el Imperio del Anticristo será un gobierno mundial. Sin embargo, ninguno de estos siete imperios anteriores gobernó el mundo entero, sino sólo una parte que ahora es musulmana. Egipto es principalmente un estado musulmán. La región de la antigua Asiria ahora es musulmana. El área de la antigua Babilonia es un estado musulmán. Persia (ahora Irán), es un estado musulmán. El área de la antigua Grecia (principalmente la Turquía moderna) es un estado musulmán. El Imperio Romano de Oriente, cuya capital era Constantinopla (ahora Estambul) es un estado musulmán. Y el Imperio Otomano, por supuesto, es musulmán (cepher.net). Por ello la Biblia dice que el octavo imperio “es de entre los siete, y va a la perdición” (Apocalipsis 17:11). El futuro gobierno del Anticristo dominará, por tanto, las regiones musulmanas del mundo. 

El libro de Apocalipsis nos dice de la séptima cabeza que “cuando venga, es necesario que dure breve tiempo” (Apocalipsis 17:10). Esta frase parece ser la descripción más confusa, pues cualquiera que sea el candidato, ningún imperio dura "breve tiempo". En realidad, un imperio normalmente dura “mucho tiempo”. Sin embargo, debemos recordar que “las siete cabezas” no sólo representan “siete montes” (“siete imperios”) sino también “siete reyes” (Apocalipsis 17:9-10). Cada uno de estos siete reyes representaba la grandeza de estos siete imperios. El contexto sugiere que el "séptimo rey" duraría “breve tiempo”.  Pero si Nabucodonosor representaba a Babilonia y el César a Roma, ¿quién es el “rey” que representa la grandeza del séptimo imperio? La respuesta es Mahoma, el fundador del Islam. Mahoma fue el gran conquistador que comenzó la expansión musulmana, aunque solo pudo hacerlo por “un breve tiempo”, desde el 622 al 632 d.C. Entonces, luego de su muerte, se nombraron “califas” (en árabe “sucesores”) para continuar con este imperio político y religioso que había comenzado Mahoma. El último de estos califatos fue el Imperio Turco Otomano, la séptima cabeza de la bestia.


En Apocalipsis 13, el apóstol Juan “vio una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia” (Apocalipsis 13:3). El Imperio Turco Otomano fue la sede del Califato Islámico hasta el año 1924, cuando fue abolido oficialmente. Los musulmanes conocen este suceso como “la herida fatal en la cabeza”, pues la cabeza del Islam – el Califa – ya no existía. Desde entonces surgió la “Hermandad Musulmana” (Al Ikwan al Musselman) con el propósito de restaurar el Califato. En 2014, ISIS, un ejército sunita financiado por Arabia Saudita, incluso llegó a declarar el regreso del Califato (cepher.net). Hoy, el mundo islámico espera la restauración del Califato y un Imperio Otomano revivido. Y cuando esto suceda, “los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será” (Apocalipsis 17:8).