Cuando Jesús envió a los setenta, ¿Por qué les prohibió saludar a la gente?

Cuando Jesús envió a setenta discípulos a diferentes ciudades a predicar el mensaje de Dios, les entregó una extraña instrucción: "a nadie saludéis por el camino" (Lucas 10:4).  A simple vista, pareciera algo descortés e incluso antisocial en la obra de anunciar el mensaje de Dios. Entonces, ¿por qué Jesús les ordenó esto?


En el mundo occidental, saludar a otra persona normalmente consiste en un simple gesto con la cabeza, una leve sonrisa y un apretón de manos. Pero los saludos en tierras bíblicas eran muy diferentes, y ¡bastantes largos! Al encontrarse en el camino, las personas corrían hacia la otra, se dejaban caer sobre su cuello, y se besaban sobre ambas mejillas, como lo hizo el padre del hijo pródigo (Lucas 15:20) Luego ponen su mano sobre el pecho del otro como símbolo de amor, después sobre sus labios como símbolo de amistad, y finalmente sobre su frente como símbolo de estima y respeto. 

Después, acostumbraban a conversar amistosamente sobre los asuntos que le sucedían en el día. Durante esta conversación solían repetir las mismas palabras, como "shalom" ("paz"). Cuando leemos en la Biblia la expresión "¿Está bien?", realmente significa "¿Hay paz?": "Y él le dijo: Vete, te ruego que veas si les va bien a tus hermanos, y bien con los rebaños" (Génesis 37:14). Estas conversaban tomaban como mínimo media hora ("Strange Scriptures That Perplex The Western Mind", Barbara Brown).

Por lo tanto, las palabras de Jesús se entienden dentro del contexto de estos largos saludos. Jesús prohibió a sus discípulos saludar en el camino, ya que podían perder mucho tiempo en la importante tarea de predicar el mensaje del evangelio. La misma instrucción la encontramos en el Antiguo Testamento, cuando Eliseo envía a su criado Giezi: "Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare en el camino, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño" (2 Reyes 4:29).