¿Como se explica que Sara le ruegue a su esposo Abraham tener hijos con la esclava?

Cuando leemos la historia de los patriarcas del Génesis aparecen algunas costumbres totalmente raras para un lector moderno. En la historia de Abraham leemos, por ejemplo, que Sara no podía tener hijos, y ante tal problema le sugiere a su esposo Abraham algo muy particular: 

“Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.” (Génesis 16:2) 

La petición de Sara parece algo descabellada: ¡Una esposa pidiéndole al marido acostarse con la empleada para tener un hijo! Y aunque parezca sorprendente, Sara no tuvo ninguna complicación en pedírselo a Abraham, y Abraham tampoco tuvo ninguna complicación en aceptarlo. Pero, ¿por qué a Abraham le pareció bien que su esposa le pidiera tener hijos con la esclava? Pues bien, ¡Abraham y Sara simplemente estaban cumpliendo con la ley de su época!


Sabemos que Abraham habitó en las tierras en que predominaba la cultura de los horeos (Génesis 14:6; 36:20). No se sabía mucho acerca de esta cultura, hasta cuando en 1925 se descubrieron en Nuzi (Irak), unas 20.000 tablillas escritas en cuneiforme acadio que hacían referencia a las leyes que regían la vida de los horeos. Fueron estos documentos jurídicos, “las tablillas de Nuzi”, las que permitieron conocer las extrañas costumbres que regían a los matrimonios de la época, incluyendo Abraham y Sara. 

En la actualidad, los contratos de matrimonio se centran en la pareja. Pero en la época de Abraham el contrato matrimonial se centraba en que el hombre pudiera tener descendencia. Las tablillas de Nuzi especificaban que ningún matrimonio se consideraba exitoso si no nacían hijos. Pero también, en el caso de que la esposa fuera estéril, el mandato legal exigía a la esposa proveerle al marido una joven esclava que le diera descendencia. ¡Así de importante era que el hombre tuviera hijos! Por ello, los contratos matrimoniales en algunas ocasiones incluían una cláusula que junto a la novia también se presentaba una esclava, para sustituir a una esposa en caso de ser estéril (Génesis 29:24; 29:29). 

Hoy en día encontraríamos una seria dificultad en entender que Sara le pidiera a Abraham tener relaciones sexuales con la esclava. Pero hace 4000 años, el contexto era totalmente distinto, y la revelación de Dios al hombre recién comenzaba. La Biblia nos relata un gravísimo problema para un matrimonio de la época: Sara era estéril (Génesis 16:1) y la descendencia de Abraham estaba en peligro. De manera que Sara tenía la obligación legal de proveerle a su esposo una mujer que pudiera darle un hijo. La petición de Sara no era que su esposo tuviera sexo ilícito, sino más bien, era asegurarle a Abraham su propia descendencia y mantener vivo su nombre. Otros casos similares los vemos cuando Raquel, preocupada por no tener hijos, le ofrece a Jacob su esclava Bilha (Génesis 30:1-4), y también en la historia de Lea, que después de haber dejado de dar a luz, le ofrece a su esclava Zilpa (Génesis 30:9).